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Giordano Bruno

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Llevamos varias semanas que no hablamos de ningún filósofo eminente y no es porque no los haya. De hecho podríamos tener un blog únicamente dedicado a grandes filósofos. Sea como fuere, hoy vamos a dedicarle algunas palabras a una figura eminente de la filosofía moderna. Se trata de Giordano Bruno, nacido en Nápoles en el año 1548 y muerto en la ciudad de Roma en el año 1600. Se dedicó a la astronomía, a la poesía y a la filosofía. Sus teorías sobre el cosmos fueron revolucionarias, llegando incluso a superar el modelo copernicano. Entre otras cosas propuso que el Sol no era más que una simple estrella y que en el universo debían existir infinitos mundos, muchos de los cuales estarían habitados por seres inteligentes. En teología defendió una tesis panteísta que le llevó a granjearse una gran cantidad de enemigos dentro del mundo de la Iglesia católica. Esta enemistad con la Iglesia terminó con Giordano Bruno en la hoguera, en circunstancias particularmente atroces. Fue considerado un librepensador, porque de hecho lo fue.

Giordano Bruno

Estatua de Giordano Bruno en Campo di Fiori, Roma.

Datos de interés sobre Giordano Bruno

Giordano Bruno ingresó en la orden de los frailes Dominicos en 1565, cuando contaba con 17 años de edad. Allí estudió la teología de Santo Tomás de Aquino y la filosofía de Aristóteles. Fue entonces cuando cambió su nombre por el de Giordano (antes se llamaba Filippo).

Durante su periodo como fraile dominico dio una serie de conferencias y publicó algunos escritos en los que expuso sus ideas científicas, tales como la pluralidad de sistemas solares y de mundos, el heliocentrismo, el movimiento de los astros y la infinitud del Universo y del espacio. Todas estas ideas resultaban escandalosas para la Iglesia católica. A esto hay que sumarle sus ideas teológicas, tales como el panteísmo y la idea de que Cristo no era en realidad hijo de Dios. Fue por ello que la Inquisición acusó a Giordano Bruno de herejía, inmoralidad y blasfemia. Fue a partir de esta acusación que fue condenado por impenitente, herejía, obstinado y pertinaz, lo que lo llevó a la hoguera en 1600. Obviamente, Giordano Bruno no se retractó de sus ideas.

El proceso contra Giordano Bruno

Si Giordano Bruno está considerado un librepensador es porque lo era. Desde antes de ser ordenado Dominico ya tuvo algunos problemas con la Iglesia católica, concretamente en el año 1576. Posteriormente abandonaría los hábitos y se convertiría al calvinismo. Sin embargo acusó a Calvino de errar en su lectura de las escrituras, lo que le llevó a problemas con el calvinismo, religión que también acabó abandonando, pues consideraba que no dejaba lugar al librepensamiento.

En 1591 regresa a Venecia cuando un noble de allí, Giovanni Mocenigo lo adoptó como profesor particular. De este modo, Giordano Bruno estaría bajo la protección de este noble. Sin embargo, el noble no tardó en traicionarlo. Así el 2 de mayo de 1591 Mocenigo entregaba a Bruno a la Santa Inquisición. El proceso duró más de 8 años, hasta que finalmente fue quemado en la hoguera el día 2 de febrero de 1600. No obstante, con Giordano Bruno se hizo una excepción. Y es que la regla era matar al reo antes de quemarlo en la hoguera, sin embargo Giordano Bruno fue quemado vivo.

El legado de Giordano Bruno

A pesar de su trágico final, Giordano Bruno dejó un legado duradero en el mundo de la filosofía y la ciencia. Sus ideas revolucionarias sobre el cosmos y la teología desafiaron las creencias establecidas de su tiempo y sentaron las bases para el pensamiento científico moderno.

Bruno fue un pionero en la promoción de la idea de un universo infinito, una idea que no se aceptaría ampliamente hasta siglos después. Su visión del universo como un espacio infinito lleno de sistemas solares y mundos habitados fue una ruptura radical con la visión geocéntrica que prevalecía en su tiempo.

Además de sus contribuciones a la astronomía, Bruno también fue un filósofo y teólogo notable. Su defensa del panteísmo, la creencia de que Dios está presente en todas las partes del universo, fue una desviación radical de la teología cristiana tradicional y le valió la enemistad de la Iglesia católica.

A pesar de la persecución que sufrió, Bruno nunca se retractó de sus ideas. Su valentía y dedicación a la verdad, incluso frente a la muerte, han hecho de él un símbolo duradero de la libertad de pensamiento y la resistencia contra la opresión.

En el mundo de hoy, donde la ciencia y la religión a menudo se ven como en conflicto, la historia de Giordano Bruno sirve como un recordatorio de la importancia de la libertad de pensamiento y la búsqueda incesante de la verdad.