Bertrand Russell
En este blog hemos dedicado una entrada a la vida de Bertrand Russell. Asimismo, hemos dedicado una entrada a su teoría de los tipos, otra a la paradoja que lleva su nombre y otra más a su posición metafísica: el atomismo lógico. Y es que Bertrand Russell fue uno de los pensadores más prominentes del siglo XX. teniendo esto en mente, vamos a dedicar esta entrada a las aportaciones que hizo Bertrand Russell. En este caso, nos saltaremos la teoría de los tipos, la paradoja de Russell, el atomismo lógico y su biografía, puesto que, como hemos dicho, hay entradas dedicadas a estos temas.
Lucha contra el idealismo
Aunque en sus inicios fue un idealista, Russell no tardó demasiado en oponerse al idealismo, el cual estaba influenciado por Georg Hegel. Junto con George E. Moore se opuso al idealismo a principios del siglo XX. Esta oposición al idealismo es el precedente a la oposición a la metafísica manifestada por los positivistas lógicos, casi tres décadas después. Los idealistas mantenían la tesis, absurda para Russell y para casi todo el mundo, de que no se puede conocer un objeto concreto si antes no tenemos conocimiento de sus relaciones internas. Russell puso de manifiesto que el tiempo, la ciencia, el espacio y el concepto de número serían absurdos sinsentidos.
Russell fue uno de los padres de la filosofía analítica
Bertrand Russell es uno de los fundadores de la filosofía analítica. Esta, la filosofía analítica, no es una corriente filosófica propiamente dicha, en el sentido en que lo es la teoría crítica o el empirismo, sino que responde a una actitud y un modo de hacer filosofía. Desde esta perspectiva, la filosofía aspiraría a la claridad y la precisión conceptual. El método principal del filósofo es, desde este punto de vista, el análisis de los argumentos y de las proposiciones. Para ello cuenta con dos herramientas irrenunciables: la lógica matemática y la ciencia. La aspiración a la claridad no es un capricho. La idea es disipar la confusión en la que caemos cuando no tenemos en cuenta la estructura lógica del lenguaje.
Principia Mathematica
Como dijimos en el artículo dedicado a la lógica clásica, se dice que un sistema lógico es un sistema de lógica clásica si es equivalente al sistema desarrollado por Alfred N. Whitehead y Bertrand Russell en Principia Mathematica. Esto es una muestra de la importancia que tuvo esta monumental obra en el campo de la lógica contemporánea. En ella Russell y Whitehead intentaron mostrar la tesis logicista según la cual buena parte de la matemática es reducible a la lógica. En ella se demostraron miles de teoremas, siendo considerado uno de los trabajos más extraordinariamente complejo y abstracto que jamás se ha escrito en la historia. No obstante, posteriormente Kurt Gödel demostró que el intento de reducir la matemática a la lógica estaba fracasado desde el principio, puesto que su teorema de incompletitud demostraba que ningún sistema formal contaba con las herramientas necesarias para demostrar toda proposición formulada en ese sistema. Por tanto, en Principia no se concluía el proyecto logicista, pues este es sencillamente imposible.
Filosofía del lenguaje
El realismo de Russell le llevó, en filosofía del lenguaje, a defender su teoría de las descripciones. Alexius Meinong había defendido que existían las «entidades no existentes», Tales como Pegaso o «el círculo cuadrado». Se trataría de objetos netamente abstractos. Meinong pensaba que estos objetos tenían que existir, en la medida en que tenemos pensamientos sobre ellos. En este sentido serían una especie de objetos ideales.
Para Russell, siguiendo en esto a Guillermo de Ockham, no debíamos suponer la existencia de seres inexistentes para determinar que los pensamientos tienen sentido aunque su objeto no exista. Por un lado, Russell piensa que un modo de pensar en objetos es a través de nombres propios. Sin embargo no entiende por nombres propios los nombres que comúnmente llamamos así («Argentina», «Rosario», «Guadalquivir», etc.) sino lo que él llama «nombres lógicamente propios», es decir, los demostrativos y el pronombre de primera persona, «yo». Y son considerados así porque son palabras que en el lenguaje se utilizan para hacer referencia a objetos percibidos en el contexto en el que se utilizan.
Los nombres que comúnmente llamamos nombres propios ocultan descripciones definidas, es decir, descripciones que empiezan por el determinante «el». De este modo, un nombre propio como «Miguel de Cervantes» esconde una descripción como «el autor del Quijote». ¿Cómo consigue Russell que las expresiones en las que aparecen expresiones referenciales para objetos inexistentes tengan sentido? Es aquí donde entra su análisis de las descripciones. Pensemos en (1)
(1) El rey de Góndor es analfabeto.
(1) recibiría el siguiente análisis:
(1.1) Hay al menos un rey de Góndor.
(1.2) Hay uno y solo un rey de Góndor.
(1.3) Quienquiera que sea el rey de Góndor es analfabeto.
Si juntamos (1.1)-(1.3), obtenemos (2)
(2) Hay al menos un rey de Góndor y hay un solo rey de Góndor y quienquiera que sea rey de Góndor es analfabeto.
(2) es falsa, puesto que no existe el rey de Góndor y por tanto también lo es (1). Sin embargo, (1) tiene sentido sin que hayamos tenido que postular entidad alguna.
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