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Anaxímenes, aire, universo

Publicado por Christian

AnaxímenesAnaxímenes, al igual que Tales, también vivió en Mileto. Diversas referencias de autores como Aristóteles o Plutarco, nos lo presentan como una persona ocupada en el estudio de la naturaleza, movimiento y forma de los cuerpos celestes… como astrónomo, propiamente.

Como dos de sus compañeros, esta mirada que observaba en esa bóveda celeste los movimientos de las estrellas, era una forma «teórica» de encontrar conocimientos que, en algunos aspectos, pudieran acompañar a sus compatriotas navegantes. Y es que, sin duda alguna, estos mismos conocimientos resultaban más útiles que hacer sacrificios a los dioses para que no les enviasen tempestades, y les ayudó mucho.

El concepto que sirve a nuestro protagonista como fundamento principal de las cosas, es el aire. No en vano, es preciso indicar en estos instantes que la palabra aire no traduce precisamente el término griego aér, que en cierto sentido, era más bien algo así como esa niebla con la que los dioses protegían a sus héroes en las batallas.

Evidentemente, todas las opiniones diversas que fueron surgiendo a tal efecto, lo hacían de la observación de esos distintos procesos naturales, tales como la evaporación, la lluvia, la formación de las nubes, etc.,. Con todo ello llegó Anaxímenes a la idea de una respiración del cosmos que vive y da vida. Este universo que respira y alienta es una imagen original de estos primeros pasos de un pensamiento en lucha ya por una cierta racionalidad.

Y es que Anaxímenes supone también que esas formas más o menos densas del «vapor» que configura el cosmos, son la causa de los distintos fenómenos con que se hace presente la realidad. Esta idea de causa se desprende así de su significado moral de culpa o pena, tal como aparece en los primeros textos, para desplazarse hacia un significado propiamente «científico», que es el que, como iremos viendo, predominará posteriormente.