La Moral en la Adversidad
La fortaleza moral es la base para enfrentar la adversidad.
Acaba de producirse un terremoto en China que provocó doce mil muertos, una catástrofe más en un país que cuenta con la mayor población mundial y con uno de los territorios más extensos.
La cercanía que proporciona la televisión nos hace más conscientes del sufrimiento de la gente afectada por el fenómeno y nos enseña cómo reacciona un pueblo cuya filosofía de la vida descansa en la aceptación de la muerte como parte de la vida, sin una sola queja.
Los chinos practican tres posturas filosóficas que se complementan entre si: el Confucianismo, el Taoísmo y el Budismo, sin guardar fidelidad a ninguna en particular.
Para el Confucianismo, la educación es lo único que permite hacer frente con dignidad a la adversidad. Ser noble vale más que la vida misma, así como tener respeto por uno mismo; y comportarse humanamente con los demás.
Ser confiable, caritativo, cortés, generoso y solidario son las virtudes que deben prevalecer en el hombre.
Confucio creía en que el hombre es bueno por naturaleza y que el cumplimiento de las reglas interiores dependen de la voluntad individual.
Cuando nació Confucio, su padre decidió abandonarlo en una cueva para que muriera porque lo consideró incapacitado y débil para ser digno de seguir viviendo.
La cueva como vivienda es el símbolo de la humildad, que distingue a muchos profetas
A pesar de estas dificultades su madre lo cuidó con esmero, pero a los pocos años muere, ocupándose de su educación su tío.
Confucio fue principalmente un maestro, tal vez inspirado por su abnegada madre, creía que la armonía familiar es el fundamento de la sociedad ideal y que la educación moral es lo más importante para enfrentar cualquier sufrimiento.
Para el Taoísmo, la vida y la muerte son las dos partes de un todo, en la muerte está la vida y en la vida está la muerte.
Desde la infancia los chinos son educados en el respeto por los valores y por las relaciones familiares, que son las que determinarán su destino.
La cultura china es una de las más antiguas; restos fósiles de algunos de los primeros homínidos que se conocen fueron encontrados cerca de Pekín.
Recientes estudios arqueológicos han localizado culturas neolíticas con una cerámica de gran calidad, herramientas para el cultivo del arroz y restos fósiles de animales domésticos.
A este período corresponden tres soberanos legendarios, personajes míticos a los que se atribuyen la invención de las principales instituciones religiosas, políticas y económicas.
En el período posterior tuvieron lugar los grandes movimientos filosóficos chinos de Confucio y Lao Tse.
La civilización agrícola china data de tres mil años antes de la era cristiana, con características similares a las civilizaciones del Indo, Egipto y la Mesopotamia.
China es un país milenario con tradiciones muy arraigadas que aún después de tanto tiempo se mantienen vigentes.
Recien en el siglo XVII y XVIII China abre sus puertas a los jesuitas que los ponen en contacto cultural, técnico y religioso con Occidente, pero la influencia del Confucionismo no permite la apertura a Europa en China y no se produce la revolución industrial como en Occidente, quedando rezagada económicamente con respecto a Europa y empeorada su situación económica interna.
El último emperador chino abdicó en 1912. Las luchas civiles ensangrentaron China desde 1920 a 1940 y recién en 1949 Mao Tse Tung anunció en Pekín la proclamación de la República Democrática Popular China con ayuda de la Unión Soviética.
Bajo el dominio comunista China logró la unidad y una forma de organización para gobernar a la población más grande del mundo sumida en la pobreza e iniciar un nuevo período en la historia.
En la actualidad China ha abierto una franca apertura hacia occidente, y la capacidad de un pueblo laborioso y educado, respetuoso y fiel a sus principios, que trabaja en condiciones duras y estrictas sin rebelarse y todavía poco inclinado al consumo, hace imposible a los demás países del mundo la competencia.