El Humanismo de Maslow
Maslow fue un pensador con una visión humanista, que intentaba rescatar el potencial de la naturaleza humana para el desarrollo de la autorrealización y la trascendencia.
Creía que sin una idea de la esencia humana, la sociedad continuaría su trayecto destructivo, desde el punto de vista político, económico y social, sin poder generar proyectos eficaces para enfrentar los problemas sociales, de la delincuencia y el avance de las adicciones.
Todo el material inédito de Maslow, precursor de la psicología humanista, fue recopilado en la obra “Visiones del Futuro”, que resume áreas como la educación, la gerencia empresarial, la espiritualidad y la asistencia social.
Maslow fue un maestro y un investigador que no atendía pacientes. Un gran experto que se destacó en el ámbito de la conducta humana y de la motivación.
Sus libros se convirtieron en clásicos como por ejemplo: “La Personalidad creadora”; “El hombre autorrealizado: hacia una psicología del Ser”; “Motivación y Personalidad” o “Visiones del futuro” (recopilación de todo el material inédito que dejó después de su muerte.
Aldous Huxley, decía que la idea de Freud sobre la psique humana se parece a una casa, donde lo más importante se encuentra en el sótano, como los roedores, todo lo viejo y rechazado, las ruinas o los escombros. En cambio Myers sugería que también esa casa tiene un altillo, que traducido en términos humanos significa la mente supraconciente.
Maslow fue el primero en sostener que el hombre tiene necesidades psicológicas, que Freud llamaba “sublimaciones”, como la necesidad de crear, de tener objetivos a largo plazo y valores y de ser bueno.
Para Freud, la necesidad esencial de un ser humano es la sexualidad y todas las neurosis se deben a problemas relacionados con el sexo.
Reich reconoció que las necesidades sexuales se conectan con nuestras aspiraciones más altas y que el impulso sexual permite vislumbrar en forma mística lo que podríamos llegar a Ser.
Jung se atrevió a avanzar aún más, al afirmar que el hombre tiene una función religiosa, en su necesidad de trascendencia.
Maslow afirmaba que todas las personas tienen experiencias cumbres que no son místicas sino que forman parte de la vida cotidiana cuando su creatividad les permite trascenderse a si mismos.
Al establecer una jerarquía de necesidades, desde las más básicas hasta las más elevadas, reconoce que la raíz de las neurosis reside en la necesidad insatisfecha de realizar algo creativo; que no implica una obra de arte sino que significa vivir la vida cada día, motivado, atento y concentrado y con cierta actitud del espíritu.
Esta sensación la puede experimentar cualquier persona de cualquier nivel, cuando siente el flujo que emana de su energía creativa.
Según Maslow, los seres humanos no sólo desean sentirse bien sino que también quieren hacer bien a los demás.
No se trata de altruismo, sino de una necesidad interna que también sienten algunos criminales que abandonan su conducta delictiva al reconocer un impulso interno de hacer el bien en lugar del mal, y de ser generoso en lugar de egoísta.
La mayor contribución de Maslow fue reconocer la naturaleza superior que tienen todos los seres humanos para la autorrealización y que ésta depende de este reconocimiento.
Maslow se atrevió a contradecir la vigencia de dos siglos, de pensadores que mantenían la tesis contraria, cuando la ciencia comenzó a considerar la bondad, el altruismo y la generosidad como ilusiones emocionales.
Para Freud, el arte y todo tipo de espiritualidad son expresiones de la sexualidad reprimida y la cultura es la responsable de la neurosis.
Todos podemos alguna vez sentirnos aburridos e incluso deprimidos, aunque tengamos mil razones para sentirnos felices, el problema es que no nos centramos en esas razones, porque no les damos importancia y las damos por sentadas.
El sólo hecho de concentrarnos en nuestros momentos de plenitud y felicidad, hace que ese estado de conciencia sea más frecuente y se instale en nosotros haciéndonos sentir autorrealizados y abiertos a la trascendencia.
Fuente: «Visiones del futuro»; Abraham Maslow, del prólogo escrito por Colin Wilson.