Diversas Clases de Amor
El amor es la actitud que tiene el hombre hacia si mismo y hacia los demás y expresa la forma en que se relaciona con el mundo.
Existen distintas clases de amor:
El amor fraternal: es el que se siente por los hermanos y por todas las personas; y el que representa la unión y solidaridad con todos los hombres.
Lo superficial es lo que nos separa y el amor el que nos une, porque es el centro el que expresa los sentimientos genuinos, la misma identidad, el que puede alcanzar la misma profundidad en el otro.
El amor al desvalido es el principio del amor fraternal, porque amar a nuestros padres o hijos no constituye ninguna hazaña.
La compasión por el necesitado aumenta el amor a nosotros mismos y a nuestros hermanos, porque compasión significa conocimiento e identificación.
El amor materno: Es la única clase de amor incondicional que existe, la más alta expresión de amor generoso y altruista. Incluye tanto el cuidado y la responsabilidad por el niño y su crecimiento, como la alegría que experimenta la madre de estar viva y de su amor por la vida.
La mayoría de las madres brindan a su hijo el alimento para su desarrollo, pero solo unas pocas le inculcan también la felicidad de estar vivas; porque para lograrlo deben ser madres felices y no todas alcanzan ese objetivo.
Tanto el amor como la ansiedad van con la leche materna e influyen en la personalidad del niño.
Las madres aman a sus hijos mientras son pequeños y su deseo debería ser que crezcan, para independizarse de ella.
Una madre con verdadero amor hacia su hijo debe alentar esa separación; y esto representa un acto de generosidad, o sea el haber dado todo sin desear nada más que la felicidad de su hijo.
Esto sólo lo logrará la mujer con actitud amorosa, que es capaz de sentir amor fraternal a todo el mundo y también a su hijo.
Amor erótico: El que puede amar a su hermano, puede amar a su prójimo; el que ama a su hijo amará a todos los que necesitan de su ayuda.
En cambio, el amor erótico es el deseo de fusión completa que se lo puede confundir con el enamoramiento, pero a diferencia de éste, es una experiencia de efímera intimidad sexual que por naturaleza es de poca duración, ya que este tipo de intimidad tiende a disminuir con el tiempo.
El deseo sexual busca un nuevo amor, engañándose con la ilusión de que el próximo será distinto.
Desear físicamente a alguien no es amor, porque es el amor el que tiene que inspirar el deseo.
El amor debe ser un acto de voluntad y compromiso, la elección de dedicar toda la vida a otra persona; porque en esencia todos somos iguales, varía solamente nuestra parte superficial pero no la vivencia de la esencia de cada ser. Si fuera solo un sentimiento no tendría base para sustentar una promesa a largo plazo.
El amor a si mismo: La religión considera egoísmo al amor a si mismo que Freud llama narcisismo. Sin embargo, si es bueno amar al prójimo también debe serlo amarse a si mismo.
El que puede amar a los demás también se quiere él mismo. El egoísta solo se interesa por si mismo, no en dar sino en tomar.
El egoísmo y el amor a si mismo son opuestos. El egoísta no se ama, se odia, es infeliz y desea satisfacciones para llenar su vacío y su frustración.
El amor a Dios: El amor como actitud, es la necesidad de superar la angustia de la separatividad por medio de la unión; lo mismo es el amor a Dios.
Dios es el símbolo del principio de unidad que subyace al mundo de las cosas, la fuente de todo, pero no podemos saber quién es Él con el pensamiento sino con la experiencia de unidad cuando nos identificamos con Él; de manera que lo más importante es la forma de vivir correcta.
En la madurez Dios deja de ser un poder exterior cuando el hombre ya ha incorporado sus principios de amor y justicia y se ha convertido en uno con Él.
Fuente: «El Arte de Amar», de Erich Fromm, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1985