El Estilo
Desde el punto de vista social, el estilo, es una práctica, una costumbre, una moda, que surge de figuras representativas y públicas que modifican el modo, la manera y la forma de actuar y de hacer las cosas.
El estilo define determinadas características propias de la elaboración artística según distintas tendencias que generaron modos específicos de proyectar ideas. En el ámbito de la literatura, por ejemplo, el estilo puede ser evidente en la elección de palabras, en la construcción de frases y en la forma en que se presentan las ideas. Un escritor puede tener un estilo florido y descriptivo, mientras que otro puede preferir un enfoque más directo y conciso.
El estilo define a un creador, a un artista, a un compositor, quienes logran transmitir de una manera única, su personalidad y su vida emocional por medio de sus obras. En la música, el estilo puede ser evidente en la elección de instrumentos, en la estructura de las canciones y en la forma en que se interpretan. Un músico puede tener un estilo melódico y armonioso, mientras que otro puede preferir un enfoque más rítmico y percusivo.
Un estilo puede ser accidental pero también puede ser una estructura, el carácter peculiar y especial de una personalidad, su sello personal, en el actuar en el decir, en el hacer y en su forma de vida. En la moda, el estilo puede ser evidente en la elección de prendas, en la combinación de colores y en la forma en que se llevan. Un individuo puede tener un estilo elegante y sofisticado, mientras que otro puede preferir un enfoque más casual y relajado.
Una cultura refleja un estilo y cada persona construye su propio estilo; de modo que hay tantos estilos como personas, así como no existen dos seres humanos iguales. En las diferentes culturas del mundo, el estilo puede ser evidente en la arquitectura, en la gastronomía, en la música, en la danza y en muchas otras formas de expresión.
Cada nivel social tiene estilos de vida propios que se han ido forjando a través de los usos y las costumbres y en la vida moderna por las modas y el mercado. En las diferentes clases sociales, el estilo puede ser evidente en la elección de vivienda, en la elección de vehículos, en la elección de ropa, en la elección de alimentos y en muchas otras decisiones cotidianas.
Cada etapa de la vida tiene un estilo. La adolescencia es el período en que se cuestionan las estructuras y se ensayan nuevos códigos y nuevos estilos de ser que pueden influir en el resto del grupo social. La juventud es la etapa en que se llega a tener el impulso necesario como para establecer nuevos estilos que podrá ir incorporando o no la generalidad.
En la madurez, la persona ya ha formado su propio estilo y será difícil que lo cambie, porque es el que define su personalidad que ya está estructurada con esa peculiar forma de expresión. Sin embargo, en la vejez, la persona puede tener la sabiduría y la perspectiva para refinar su estilo, para hacerlo más auténtico, más genuino, más verdadero a su esencia.
El estilo es el resultado de una elección y de una tendencia interna para obtener determinados objetivos y refleja formas de ser, de crear y de transmitir contenidos propios. El estilo refleja una forma de pensar, una ideología y una forma de ver el mundo.
Las personas pueden tener un estilo de vida conservador, renuente a los cambios, que aprecia el valor de lo ya establecido, las normas, los parámetros fijos. Dentro de estas características, en arquitectura existe el estilo clásico, con la tendencia a lo definido, respetando con rigor reglas estrictas. Luego, este concepto se extiende a otras áreas incluyendo la forma de vida y la personalidad como método para actuar.
El concepto moderno de estilo es el de definir lo individualizado, lo singular y diferente que se distingue de lo común y ordinario por su originalidad y su armonía, sin tener en cuenta las normas. En el arte contemporáneo, por ejemplo, el estilo puede ser evidente en la elección de materiales, en la elección de técnicas y en la elección de temas.
Se puede predecir el comportamiento según el estilo, porque la mayoría suele ser fiel a su estilo. Sin embargo, crecer es cambiar y siempre se pueden modificar algunos aspectos de la personalidad y mejorar el estilo.
El estilo es una tendencia que define nuestra forma de actuar diferente, dándole autenticidad a los actos y haciéndolos genuinos, únicos y propios. Algunos parecen no tener estilo personal porque adoptan los estilos de otros con quienes se identifican, sin comprometerse con ninguno. Estas personas tienen un estilo ecléctico, el estilo de no tener un estilo definido, porque lo original es lo que genera el estilo único.