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El Paraíso según las Religiones Cristianas-Segunda Parte

Publicado por Malena

El Paraíso según las Religiones Cristianas-Segunda Parte

A pesar de todo lo feliz que parece que podremos ser en el Paraíso, la mayoría prefiere dilatar lo más posible el tránsito hacia ese lugar desconocido.

Sólo podemos tener la imagen mental que nos ofrecen las Sagradas Escrituras y más de dos mil años de fe. Sin embargo, teniendo en cuenta que la religión tiene características simbólicas, a partir de esas revelaciones se pueden realizar deducciones teológicas que puedan coincidir con nuestra forma de pensar racional.

La mayoría tiene una imagen del cielo semejante a algo grandioso que está más allá de esta realidad, un lugar lejano e impreciso. Pero la religión cristiana nos ofrece una visión más detallada y tangible. Según la interpretación de los textos sagrados, el Paraíso no es un lugar etéreo e inalcanzable, sino un espacio real y tangible, una nueva Tierra donde la humanidad resucitada vivirá en armonía con la creación.

La religión afirma que el cielo está en la nueva Tierra, porque así como nosotros, como seres materiales pasaremos alguna vez a mejor vida, con la oportunidad si vamos al cielo, de resucitar, también la Tierra y todo este Universo tendrán un final y lograrán la resurrección.

La Tierra, como nosotros será muy parecida, pero también distinta, porque el creador puede cambiar y transformar lo que crea, pero no lo destruye para siempre, porque cuando creó la Tierra vio que estaba bien.

De modo que estamos destinados a estar nuevamente en un nuevo planeta Tierra, semejante pero mucho mejor al que conocemos. La Biblia no deja ninguna duda sobre este particular y nos dice que nadie ha experimentado aún lo que tiene dispuesto Dios para nosotros.

Cristo resucitado es el modelo de hombre que habitará esa Tierra que será tan extraordinaria como sus habitantes y todos los placeres serán aún más intensos. No habrá catástrofes de ninguna clase y habrá una evolución eterna en la que seguramente todos participaremos.

Todo lo que ha existido volverá a existir, porque nada se pierde aunque haya sido destruido o desaparecido, como antiguas civilizaciones y animales prehistóricos. Porque también los animales van al cielo aunque no tengan alma, así como las plantas y todo lo hay en la Tierra.

Además, en este nuevo cielo, la relación entre los seres humanos y la naturaleza será armoniosa y respetuosa. No habrá explotación ni destrucción, sino un cuidado mutuo y una admiración constante por la belleza de la creación. Los ríos fluirán limpios, los bosques serán frondosos y la fauna será abundante y diversa.

Sin embargo, nos resulta imposible imaginar la resurrección de los muertos. En el Evangelio según San Marcos, se encuentra el relato de la escena en que Dios resucita a una niña de doce años que estaba muerta. Jesús le dice “levántate niña” y la niña abre los ojos, se incorpora y comienza a caminar. Así será la escena de la resurrección de los muertos el día del Juicio Final.

Pero también es difícil imaginar cómo Dios se va arreglar para componer a los muertos que han desaparecido o a aquellos que sólo le quedaron los huesos, o a los que han sido incinerados. Afirma esta doctrina que antes de nacer, no estábamos en ninguna parte, no existíamos, sin embargo, Dios pudo crear a la persona que somos, de modo que tiene el poder suficiente como para resucitarnos con nuestros cuerpos renovados.

El Cristianismo cree que hemos sido creados de la nada; que sólo se vive una vez en este mundo; que habrá un juicio final, que resucitaremos en cuerpo y alma para vivir eternamente en el Paraíso o en el Infierno; que volveremos a encontrarnos con todos nuestros familiares, amigos y conocidos, y con nuestras mascotas; y que todos seremos jóvenes, sin defectos y saludables.

En ese cielo nadie estará casado porque no existirá el matrimonio, ya que será completamente innecesario, porque tampoco habrá nacimientos; pero igualmente las relaciones serán maravillosas sin ser promiscuas, porque el amor que sientan mutuamente las parejas será el verdadero. Jesús amaba a todos sus apóstoles pero sentía predilección por Juan, de modo que también puede haber preferencias en el cielo.

En el Cielo estaremos siempre de buen humor y veremos todo con claridad, de modo que serán imposibles los conflictos. La pregunta del millón es si habrá relaciones sexuales en el cielo. Según la concepción cristiana, la sexualidad es sagrada, no mala, por lo tanto, si Dios no destruye nada y mejora todo se supone que tal vez sean mucho mejores que ahora, algo muy superior y más placentero para todos, que en esta Tierra.

Además, la vida en el Paraíso no será estática ni aburrida. Habrá una constante evolución y crecimiento, tanto personal como colectivo. Los habitantes del cielo continuarán aprendiendo, descubriendo y creando, en un ambiente de amor y respeto mutuo. La creatividad y la imaginación serán valoradas y fomentadas, y cada uno podrá desarrollar sus talentos y habilidades al máximo.

En este nuevo cielo, también habrá tiempo para la celebración y el disfrute. Habrá fiestas, banquetes y música, en honor a Dios y a la vida. La alegría y la gratitud serán los sentimientos predominantes, y la tristeza y el sufrimiento serán cosas del pasado.

En definitiva, el Paraíso según las religiones cristianas es un lugar de paz, amor y felicidad, donde la humanidad y la creación conviven en armonía y respeto. Es una visión esperanzadora y alentadora, que nos invita a vivir de acuerdo a los valores del Evangelio, para poder disfrutar de esta promesa eterna.