La Ira y la Soberbia-Segunda Parte
Perder el control lleva a la violencia física y el estado de ira puede crear una sensación de euforia, principalmente en los hombres.
Estados Unidos tiene la más alta tasa de homicidios. La ira se ha extendido en toda la sociedad y se producen mil ochocientos ataques semanales, convirtiéndose esta situación en un problema serio.
¿Se puede controlar la ira antes de que llegue al punto crítico?, porque la ira también puede atormentar la vida de una persona.
Se trata de un comportamiento inadecuado y la forma de intentar controlarlo es reconociendo que hay cosas que no se pueden manejar y en lugar de controlar esa emoción, que es más difícil, es mucho mejor asociarla con la consecuencia, para tratar así de desalentarla; porque la posibilidad de ir al infierno después de muerto no es suficiente.
A veces ciertas personas tienen experiencias que les cambian el carácter iracundo.
Howard Store, casi muere durante una operación. Hasta ese día había sido un hombre intratable, violento y agresivo con su familia e incapaz de controlarse.
Tuvo una experiencia más allá de la muerte cuando sufrió un paro cardíaco y percibió a varias personas que lo invitaban a seguirlos por un largo pasillo.
De pronto todo se oscureció y quedó a merced de un grupo de enfurecidas personas que le propinaban golpes a diestra y siniestra, y le mordían los brazos y las piernas. El sufrimiento era tan grande que no tenía palabras para describirlo.
No sabiendo qué hacer, desesperado, comenzó a orar, e inmediatamente un haz de luz lo liberó de sus atacantes.
Cuando su corazón empezó a latir nuevamente, volvió a la vida y aunque no era una persona muy creyente, se convenció que había tenido la oportunidad de experimentar el infierno. Se dio cuenta que debía cambiar y nunca más tuvo un ataque de ira.
Se convirtió en el Reverendo Howard Storm que actualmente se ocupa de ayudar a la gente.
Los siete pecados capitales, viven en cada uno de nosotros, afectan nuestro espíritu y pueden ocasionar tragedias.
La vanidad es otro de los peores pecados capitales, considerada la semilla de todos los males, una tentación letal, una forma de arrogancia y engreimiento; la soberbia, de Lucifer y de Adán y Eva, de pensar que no se necesita a Dios.
En efecto, es un vicio que el hombre tiene desde el primer momento de la creación, cuando la primer pareja fue tentada por Lucifer a rebelarse contra Dios para ser libres, siendo echados del paraíso para vivir en la tierra por sus propios medios.
El diablo es el símbolo del ángel caído, el primero en rebelarse contra Dios con un ejército de ángeles celestiales, pero fueron derrotados y desterrados al infierno.
Los ángeles caídos caen por vanidad y la rebelión de Satanás aún continúa para destruir el mundo, la mejor creación del Dios.
La vanidad es el pecado de la autosuficiencia que fue condenada por el mundo griego por medio de los mitos, como las historias de Aracné o de Ícaro, que pecaron por desafiar a los dioses con consecuencias terribles.
Sin embargo, en la época actual la vanidad parece tener dos caras, la que nos lleva al éxito y la de siempre que nos conduce al infierno.
Una forma de vanidad se ha convertido hoy en día en casi una necesidad para poder lograr status social. La confianza en uno mismo, la mentalidad positiva y la necesidad de prestigio no se consideran más como pecados sino como aptitudes útiles para cumplir los objetivos.
Actualmente la ciencia investiga el origen y la razón de la vanidad, habiendo comprobado que los monos capuchinos tienen vanidad, porque valoran lo que tienen, se sienten orgullosos de sus posesiones y tienen que mantener ciertas actitudes para ser respetados como líderes.
Pero no obstante estos discutibles estudios, la verdadera naturaleza de la vanidad puede ser bastante compleja y aún sigue siendo un misterio.