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Filosofía de las Emociones

Publicado por Malena

Filosofía de las Emociones

La vida en equilibrio es un alivio y la expresión de las emociones alivian tensiones.

La vida es diversidad y armonía y ser humano es sentir y expresar emociones.

La naturaleza es un derroche de matices, colores, aromas y texturas, capaces de cambiar nuestro ánimo; y las emociones humanas pueden modificar el ambiente.

Dicen que las tormentas están relacionadas con los conflictos humanos y el buen tiempo con los estados generales de equilibrio y felicidad, porque la tierra como organismo viviente, expresa sus estados de ánimo influenciada por su entorno.

La naturaleza no sólo nos muestra lo bella que es para nosotros, cuando vemos una puesta de sol diferente, una noche cálida de luna llena, o la calma de un lago bordeando un bosque, sino también manifiesta lo que nos desagrada o perturba, como la fuerza de un ciclón o de un huracán, la bravura de una tempestad, el rugido de un volcán y los terremotos que causan estragos; fenómenos naturales que ocurren usualmente en el planeta.

Los humanos, también como seres vivos, podemos expresar nuestras emociones o decidir dar rienda suelta a nuestras pasiones, pero el que puede revelar sus emociones puede controlar sus pasiones.

Todo lo que nos conmueve emocionalmente no hace sentir vivos, puede ser un deporte, una conversación, un día soleado, una experiencia, el canto de un pájaro, una persona que amamos.

El aprendizaje es posible en los niños si es acompañado de afecto. Por eso es tan importante que un docente transmita además de información la pasión por lo que hace para lograr así un buen vínculo con el alumno, que llegará a admirarlo y quererlo.

Pero todo depende de su cosmovisión, de lo que crea que es esencial, porque si se sostiene sobre lo estrictamente informativo como ser únicamente racional fracasará irremediablemente.

Para establecer prioridades en la vida tenemos que prestar atención a todo aquello que nos conmueve y nos emociona, que en definitiva es lo que representa la expectativa de una respuesta natural y humana.

Todo lo que hacemos lo hacemos para nosotros mismos y también para los otros, pero nosotros siempre estamos en primer lugar, porque si estamos alineados en ser lo que somos, seres emocionalmente racionales, la aceptación de los demás es inmediata.

La naturaleza no tiene la perfección de lo estático sino de lo dinámico, lo que cambia, se permite desagradarnos y mostrarse como es.

En los humanos, la represión de las emociones produce el desborde incontenible de sus pasiones y el consecuente desequilibrio del cuerpo.

Muchos jóvenes se muestran como no son para agradar a los demás, no se gustan a si mismos porque no se parecen a los demás.

No existen patrones para la individualidad, porque como la palabra lo dice es única.

La individualidad genuina hace que hasta lo que quizás pueda parecer desagradable se convierta en estilo y hasta pueda crear un modelo, porque depende de la actitud, de la convicción y de la seguridad en uno mismo.