El Humor
El humor puede convertirse en una poderosa estrategia para enfrentar situaciones serias que tal vez no se puedan tratar de otro modo.
Aunque el humor parezca ser una cualidad personal intrínseca del sujeto, puede también descubrirse, cultivarse e incentivarse.
El humor permite cambiar la percepción y ver el otro enfoque que tienen todas las cosas, el aspecto grotesco o ridículo, el lado risueño de la vida cotidiana.
Para poder aprovechar estos recursos que pueden aligerar la carga de los problemas comunes de la existencia, es necesario ser capaz de aflojar las estructuras, agudizar el ingenio y tomar distancia de las cosas.
Se necesita revalorizar las situaciones en forma diferente, reestructurando sus significados; porque ese cambio de perspectiva y la visualización de situaciones pasadas que fueron alegres, pueden modificar estados de ánimo depresivos que se empeñan en ver todo negro.
La risa forzada, al estilo de los clubes de la risa, no son tan operativos como la experiencia directa con grupos sociales que están de buen humor y que se muestran alegres.
La alegría pueden provocarla la música adecuada, los chistes, las bromas, las situaciones ridículas en las que se atreven a romper solemnidades y entrar en el terreno del doble sentido y de lo grotesco.
La capacidad de ver las cosas con humor exige una segunda mirada que es la que permite emerger ese recurso sin duda latente en todos nosotros.
El humor expresa una cosmovisión, una postura esperanzada que permite entregarse a la vida sin condiciones; haciendo posible poder disfrutar y aflojar tensiones.
El humor es el oxígeno de las discordias que pueden hasta olvidarse con una broma.
El sentido del humor baja las defensas y el control de uno mismo, al quedar descolocado en una situación seria, después de un chiste ocurrente e inesperado.
Es un hecho que el sentido del humor invita a la cohesión y a la mejor convivencia, pudiéndose por medio de él, señalar francas oposiciones y hasta los peores defectos de otros casi sin que se den cuenta.
La alegría inhibe la agresión, borra caras largas y hace olvidar las ofensas, aunque también puede servir para tomar conciencia.
El humor no ofende porque todo lo que genera parece que no es en serio, se habla en otro nivel regido por otros valores diferentes, casi opuestos.
El humor requiere olvidarse de la máscara social que se utiliza para quedar bien y hace posible exponerse con otra identidad, como si uno no fuera el que es sino otro, capaz de hacer el ridículo y reírse de si mismo.
El humor es un recurso útil para convencer, animar, influir, atraer, seducir y también deleitar.
Es una herramienta poderosa que nos hace invencibles, porque nos obliga a mostrarnos vulnerables.
El humor tiene el poder de desviar la atención en situaciones críticas, relaja tensiones, impide que desaparezca la esperanza cuando se está perdiendo, vence al miedo y nos lleva a hacer un último esfuerzo.
El humor es como una inyección de vitalidad frente a las adversidades, nos anima a mantenernos erguidos y a desplegar todas nuestras fuerzas.