Cosmovisión y Conflicto
Muchas veces, la causa verdadera de un conflicto, o sea de la lucha interna o externa entre dos cuestiones incompatibles, no se debe a un modo neurótico de vivir sino a antiguas creencias que han arraigado en nosotros y que las hemos hecho nuestras.
En estos casos, de nada vale intentar soluciones psicológicas, lo que hay que cambiar son los antiguos paradigmas a los que nos aferramos que tienen relación con los conflictos.
Revisar esos paradigmas que ya no nos sirven nos brindará la oportunidad de un mayor auto conocimiento y de darnos cuenta cuál es el obstáculo que genera los conflictos.
Es necesario conocer con exactitud las causas de un conflicto y todos los elementos que participan en ellas. Los conflictos afectan a las personas, a los procesos y a los problemas y los elementos que hay que identificar de las personas son: forma de percibir; ideas, prejuicios, sentimientos, afectos, anhelos, necesidades, intereses, aptitudes, pensamientos y valores.
Los elementos que hay que identificar de los procesos son: la historia del conflicto, su desarrollo, los procesos de comunicación, el lenguaje y las condiciones de cada una de las partes.
Los elementos que hay que identificar de los problemas son: las necesidades e intereses de cada uno, las posiciones que defienden, las diferencias que los distingue, la forma y procedimiento y la disposición para llegar a un acuerdo.
Un conflicto se produce cuando aparecen diferencias con respecto a los objetivos, las metas o los métodos a seguir sobre un determinado tema. Se podría afirmar que los conflictos entre las personas son inevitables porque todos tenemos nuestra propia manera de pensar y una forma diferente de interpretar la realidad que es única y que difícilmente coincide con otra en todos sus elementos.
Además, es importante destacar que los conflictos no son necesariamente negativos. A veces, pueden ser una fuente de crecimiento y desarrollo personal. Los conflictos pueden ayudarnos a entender mejor nuestras propias necesidades y deseos, así como los de los demás. También pueden ayudarnos a aprender a comunicarnos de manera más efectiva y a desarrollar habilidades de resolución de problemas.
Por otro lado, es crucial entender que cada conflicto es único y tiene su propio conjunto de circunstancias y factores contribuyentes. Por lo tanto, no existe una solución única para todos los conflictos. En lugar de eso, es necesario adoptar un enfoque flexible y adaptativo, que tenga en cuenta las particularidades de cada situación.
Sin embargo, esto no es motivo para que se produzca una ruptura debido a un desacuerdo que parece irreconciliable; porque el conflicto es productivo, ya que nos lleva a revisar nuestros esquemas rígidos de pensamiento y actualizarlos en función de las nuevas necesidades, teniendo en cuenta las posibles alternativas que nos ofrecen otras personas desde otros puntos de vista; y además es necesario para crecer, ampliar nuestro horizonte, cambiar nuestra perspectiva, facilitar el aprendizaje, intercambiar ideas y opiniones y participar activamente para lograr un objetivo común.
Definir cuál es el problema es una cuestión básica, porque el conocimiento del problema sugiere las posibles soluciones.
Los factores que nos permitirán reconocer nuestras creencias irracionales o infantiles que condicionan nuestro desarrollo y crecimiento y que no nos permiten superar los conflictos son:
Tener claras cuáles son las prioridades
No perder el sentido común
Estar seguros de los objetivos
Tratar de detectar qué es lo que genera más tensión en las discusiones
Saber bien qué es lo que ganamos sosteniendo nuestra posición y qué es lo que perdemos
Tener siempre un plan B, en el caso de que no se llegue a un acuerdo
Reconocer nuestra responsabilidad en el conflicto
Ser conscientes de la forma en que acostumbramos a pedir las cosas
Conocer cuál es el punto al que no estamos dispuestos a renunciar
Darnos cuenta lo que aprendimos sobre nosotros mismos y sobre los otros en el proceso.
No olvidar que cuando hay que discutir la solución de un problema es importante aportar muchas ideas evaluando las consecuencias de cada una y teniendo en cuenta otros puntos de vista; y una vez aceptada la mejor solución, comprobar que la mayoría esté satisfecha y distribuir las tareas para ponerla en práctica.
El conflicto es inevitable pero es una oportunidad para desarrollar nuestra creatividad e imaginación. En este sentido, es fundamental aprender a manejar los conflictos de manera constructiva, de modo que puedan convertirse en una fuente de crecimiento y desarrollo, en lugar de ser una fuente de estrés y frustración.