La No-Violencia
Gandhi fue el símbolo del concepto de no violencia, que paradójicamente creó en su pueblo violencia, pero que al mismo tiempo le dio la libertad y le devolvió sus derechos; porque algunos seres humanos creen que merecen tener privilegios y se discriminan entre si por las diferencias raciales, ideológicas, religiosas, culturales y económicas.
Ghandi reconocía que en el mundo hay gente violenta pero también hay muchos otros con otros ideales, que han llegado a ser sabios, que han actuado con heroísmo, que han realizado grandes obras para la humanidad, o que han trabajado para educar a sus hijos.
Es el aspecto humano de nuestra especie, la capacidad de trascender todas las limitaciones.
Los profesionales de la educación son los que tienen en sus manos la enseñanza de los valores a un niño, que será el hombre del futuro; y no se puede enseñar valores cuando el maestro no los tiene.
El valor más elevado es el de la bondad, ya que si tratamos a un niño con bondad se convierte en alguien bueno.
Algunos identifican a los buenos como tontos y los consideran perdedores en la cruel carrera de la vida, inocencia que los presuntamente listos aprovechan para poder manipularlos.
Pero la bondad practicada con inteligencia y firmeza por quien además es disciplinado, tiene un extraordinario poder y derrite el corazón más cruel.
Los valores de la verdad, la vida recta, el dominio de uno mismo, la actitud de servicio hacia el otro y la bondad, modela el carácter y hace posible la conducta no violenta, porque la violencia es el resultado de la falta de estos valores.
Un niño tiene que aprender a ser coherente entre lo que siente, hace y dice, para ser auténtico, confiable y digno de respeto.
Los niños mentirosos y traicioneros son segregados de los grupos infantiles, en tanto que los que son sinceros y leales son aceptados y respetados.
Actualmente es usual escuchar el maltrato verbal gratuito entre los niños y los jóvenes, tanto es así que las malas palabras han perdido su anterior significado para convertirse en parte del vocabulario habitual del idioma.
Los niños no conocen el poder que pueden tener las palabras y de esta manera se hacen daño debido a su ignorancia.
En toda cultura, la transmisión de los valores debe estar a cargo de sus líderes que también deben ser hombres de bien o mujeres virtuosas, prudentes y justas.
El líder no violento tiene que tener dominio de si mismo, ser firme en sus convicciones, recto, lúcido, valiente, generoso y estar dispuesto a sacrificarse para servir.
El no violento tiene que ser capaz de distinguir la justicia no violenta, que consiste en hacer el bien siempre, de honrar al poderoso, ayudar al débil, orientar a los descarriados, sostener a los mansos, comprender a los que se rebelan y respetar a todos.
La justicia violenta es la que todos conocemos, muchas veces corrupta, respondiendo a intereses personales, engañando, torturando y agravando las penas.
El hombre no violento no busca beneficiarse, humillarse ni dominar sino que intenta negociar con el adversario para llegar a un acuerdo, volviéndolo más equitativo y racional, porque el triunfo tarde o temprano será siempre de aquellos que defienden la acción correcta.
Matar para castigar un crimen es absurdo, porque el que castiga se transforma en otro criminal.
La no violencia es la acción correcta más elevada.