Filosofía Zen
Por la racionalidad tiene desdén, el Budismo Zen
El Budismo surge al Sur de Nepal en el siglo VI antes de Cristo con la figura de Siddharta Gautama, que nace como una leyenda, en el seno de una familia acaudalada.
Su padre, para evitar que su heredero fuera testigo de las miserias de este mundo e intentara convertirse en un santo, tal como se lo habían predicho los astrólogos al nacer, no le permitió salir fuera de los muros del palacio hasta la edad de treinta años.
Cuando logra trasponer las fronteras de su reino, ve a un anciano, que le permite descubrir la vejez; a un hombre enfermo, y conoce así a la enfermedad, a un féretro que lo enfrenta con el hecho inevitable de la muerte y a un mendigo en cuyo rostro se reflejaba la paz interior.
Decide renunciar al mundo y luego de pasar por la soledad, la mortificación y el ayuno, en su búsqueda del origen del sufrimiento, decide sentarse bajo un árbol y no levantarse hasta lograr la iluminación.
Vence así a las tentaciones porque piensa que todo es ilusorio e irreal, es testigo de sus infinitas reencarnaciones anteriores y las de todas las criaturas, conoce los innumerables mundos del universo, y se convierte finalmente en un Buda que significa “el despierto”.
Brahma, el Dios del Hinduismo, baja del firmamento y le pide que inicie la predicación que salvará a los hombres.
Buda enseña a los hombres el camino de la rectitud, que es la Via Media que equidista de la vida carnal y de la vida austera, y la aniquilación del dolor por medio de la aniquilación del deseo.
La negación de la personalidad es uno de los dogmas esenciales del budismo.
El Budismo se expandió a Indochina y a la China y una de las sectas pasó en el siglo VI al Japón, donde tomó el nombre de Budismo Zen.
Según el Budismo Zen, nuestros hábitos mentales obedecen a los conceptos de sujeto y de objeto, de causa y efecto, de lo probable y de lo improbable y a otros esquemas de orden lógico que nos parecen evidentes.
La meditación, que puede exigir muchos años, nos libera de estos hábitos y nos prepara para ese súbito relámpago que es la Verdad.
El Budismo Zen nos dice que hay que desconfiar del lenguaje, de los sentidos, de la realidad, del pasado propio o ajeno, y aún de la existencia de Buda.
Para que surja la verdad utilizan un método que consiste en hacer una pregunta cuya respuesta no corresponde a las leyes lógicas.
Por ejemplo: ¿Cuál es el sonido del aplauso de una sola mano?
La verdad, es que no hay respuesta, porque no se puede encontrar una respuesta lógica a todo.
Comparado con el Cristianismo o con la religión Islámica, el Budismo Zen tiene las siguientes características:
-Desdén por la racionalidad
-Percepción intuitiva ajena a los sentidos
-Conocimiento absoluto que da una certidumbre cabal, dando lugar a la percepción de la integración de los contrarios en una realidad superior, más allá de los valores de la moralidad corriente.
-La aniquilación del Yo
-La visión del múltiple universo transformado en una unidad
-Una sensación de felicidad intensa
El Budismo prescinde de toda relación personal con Dios ya que es una doctrina esencialmente atea, en la que no existen ni el creyente ni la deidad; no existen tampoco los conceptos de culpa, de arrepentimiento, ni de perdón, porque la ley del karma, de causa y efecto, acción y reacción, hace que cada uno en esta vida y en otras, reciba la consecuencia de todas sus acciones, buenas y malas.
No se alcanza la verdad mediante la adoración, el temor o la penitencia. Se trata de una disciplina que busca la paz, elimina las emociones y busca el autoconocimiento, o sea, lograr el nirvana, el despertar de la conciencia, llegar a ser plenamente conscientes de todos nuestros actos y del significado de la vida.
No dice que Dios no exista, simplemente el hombre no puede acceder a Alguien superior a él, sólo puede lograr el autoconocimiento por medio del nirvana, liberarse de las sucesivas reencarnaciones y volver a la Unidad desde donde ha surgido.