Metafísica, Aristóteles, Libro I, parte V
En el libro I, de la «Metafísica», de Aristóteles, este filósofo comienza haciendo una reseña general del pensamiento de los filósofos desde la antigüedad, sobre el principio y la causa de todas las cosas.
Los filósofos pitagóricos creían que los principios de las matemáticas eran los principios de todos los seres.
Los números están antes que las cosas y su combinación forma un sistema que es la causa de todo lo que existe y de todas las modificaciones y estados diferentes. Todo es semejante al número, que desde el punto de vista de la materia es el principio de los seres.
Para los pitagóricos la década es un número perfecto porque comprende todos los demás números.
Los elementos del número es el par y el impar, el par es finito y el impar es infinito y la unidad contiene estos dos elementos.
El número viene de la unidad y el cielo también está hecho de números.
Otros pitagóricos sostienen que existen diez principios que son los siguientes:
Finito e infinito
Par e impar
Unidad y pluralidad
Derecha e izquierda
Macho y hembra
Reposo y movimiento
Rectilíneo y curvo
Luz y Tinieblas
Bien y Mal
Cuadrado y cuadrilátero irregular
Alcmeón de Trotona compartía también la idea de que todas las cosas son dobles y se oponen.
Se deduce por lo tanto, que estos sistemas consideran que el principio de todas las cosas en el Universo son los contrarios.
Para Parménides, la unidad es lo racional y fuera del ser, el no ser es nada, siendo el ser necesariamente uno y único.
Parménides admite además del principio de la unidad, otros dos principios, lo caliente y lo frío, o sea el fuego y la tierra; y atribuye a uno, al ser y lo caliente; y al otro, al no ser, y lo frío.
Los filósofos más antiguos, desde el punto de vista de la materia, consideraban que existe un principio material único en tanto que para otros filósofos el principio material consistía en lo múltiple.
Otros además admitían también el movimiento como causa, única para unos y doble para otros.
Para los pitagóricos, el infinito en sí y la unidad en sí son las sustancias de las cosas y el número la sustancia de todas las cosas.
Platón se identificó con esta doctrina y le agregó algunas ideas propias. Partidario del pensamiento de Heráclito, consideraba que no puede haber ciencia en seres sensibles porque están en perpetuo cambio.
Influenciado por Sócrates, que partiendo de lo general fue el primero en dar definiciones y cuyo objeto de cuestionamiento era más la moral que la naturaleza, Platón centró las definiciones en las ideas, porque los objetos sensibles cambian y sólo participan de las ideas por su género.
Los pitagóricos sostienen que los seres existen imitando los números y Platón que existen por participar de las ideas.
Platón acepta seres intermedios como las matemáticas, porque los números son eternos e inmóviles pero distintos de las ideas porque muchos son semejantes, en tanto que cada idea es única.
Las ideas para Platón son la causa de los seres y sus elementos son los elementos de todos los seres. Los principios son lo grande y lo pequeño desde el punto de vista de la materia; y la unidad desde el punto de vista de la esencia.
Lo grande y lo pequeño es la sustancia de las ideas y participan de la unidad, de acuerdo con los pitagóricos.
Resumiendo, para Platón, existen dos causas, la esencia y la materia. Por una parte las ideas que son causas de la esencia de todos los objetos y la unidad como causas de las ideas. Por otra parte, una materia es una sustancia donde se aplican las ideas para constituir los seres sensibles y la unidad para constituir las ideas.
Esta sustancia es lo grande y lo pequeño, en los cuales se encuentran en uno la causa del bien y en el otro la causa del mal.
Fuente: “Aristóteles, Vida, Pensamiento y Obra, Colección Grandes Pensadores, Ed. Planeta DeAgostini, 2007.