Zenón de Elea y el Movimiento
Parece una verdad con fundamento que no existe el movimiento.
Zenón, de Elea, Grecia, (siglo V. a. de C.), discípulo de Parménides, ganó fama y popularidad estudiando principalmente el movimiento.
Sostiene los mismos principios de la escuela de Elea pero nos sorprende con sus afirmaciones sobre los fenómenos del mundo sensible.
Este filósofo se ocupó desde un principio, con preferencia absoluta, en explicar que el movimiento de los objetos no existe porque no es pensable y por lo tanto no es lógico.
Zenón sigue el pensamiento de la escuela de Parménides, que afirma que las cosas no pueden ser y luego no ser, porque lo que es es y lo que no es no es; y el cambio las hace incomprensibles intelectualmente, por lo tanto, sólo Es lo que se puede pensar o sea que ser y pensar es lo mismo.
El resultado inmediato de esta observación según Zenón, demuestra que el movimiento es solamente ilusorio.
A Zenón, como a la mayoría de los filósofos griegos, le gustaba captar la atención de sus seguidores con alegorías con las cuales trataba de demostrar su teoría.
En uno de sus relatos y desde el punto de vista de la lógica un oponente veloz llega después a la meta si compite con alguien más lento, si le da una ventaja, porque el espacio es ilimitado.
Esta idea de la no existencia del movimiento coincide con el Ser inmóvil y fijo de Parménides, que ha resistido los embates del tiempo y permanece hasta nuestros días.
La ciencia actual ha conservado el concepto de que la lógica es uno de los requisitos para que un conocimiento sea considerado científico.
Con la convicción de Zenón, parece entenderse mejor la necesidad de inmutabilidad de las cosas para considerarlas existentes.
La ilusión de movimiento podemos constatarla en una proyección de figuras estáticas dispuestas de manera al que al verlas pasar sucesivamente con la suficiente rapidez, nos parece que están en movimiento. El cine es un ejemplo. Lo que parece movimiento es sólo la proyección de fotografías estáticas que cambian, o sea, que en lugar de movimiento sólo existe el cambio.
Si no existe el movimiento, – que es la capacidad que tienen los cuerpos de cambiar de lugar – , como el espacio no existe, sólo existiría el cambio.
Quiere decir que el aparente movimiento de una cosa sería sólo el cambio de una configuración por otra.
Para que esto tuviera sentido en la realidad, cada cambio de configuración estaría acompañada del cambio consecuente en todo su entorno, o sea que cada aparente movimiento produciría efectos concomitantes en el resto y viceversa.
Este modo de ver las cosas explicaría la conocida frase que dice que el aleteo de una mariposa en un lugar puede producir un tifón en otro, enfatizando la importancia de nuestros actos y su influencia sobre la realidad total.
Y entonces, para que nuestra vida evolucione tampoco necesitamos movernos ni trasladarnos a ningún lugar, simplemente tenemos que intentar un cambio y esto se puede comprobar porque cuando cambiamos, todo a nuestro alrededor también cambia.