Los siete sabios: Quilón y Pítaco
Además de Tales de Mileto y Solón, probablemente los sabios griegos más conocidos, hemos hecho referencia a cinco más, por lo que convendría introducirnos aunque sea brevemente en sus vidas. En el artículo de hoy os hablaremos de Quilón y de Pítaco.
Quilón
Nació en Esparta el 560 a.C., ciudad de la que fue éforo —eran cinco magistrados que supervisaban si las leyes eran cumplidos— en la Olimpiada cincuenta y cinco. Algunos lo consideran el primer éforo y un hombre de una rectitud innegable, teniendo en cuenta las leyes espartanas, claro. Así, cuentan que ya anciano aseguro que no recordaba que alguna vez hubiera hecho ilegal en su vida.
Era brevilocuente, utilizaba sentencias breves en las que presentaba sus pensamientos, en los que establecía cómo se debían comportar los hombres justos y sensatos: no debían hablar mal de un muerto, no amenazar a nadie, acudir a las desgracias de los amigos con más premura que a sus éxitos, no burlarse del desgraciado o no desear lo imposible, etc. Naturalmente, en este caso, hacer referencia a los hombres implica excluir a las mujeres.
Cuentan que murió, ya anciano, al abrazar a su hijo, que había ganado una olimpiada en la disciplina del pugilato.
Según Diógenes Laercio sobre su estatua podemos leer: «Esparta coronada de lanzas engendró a este Quilón que de los Siete Sabios el primero fue en sabiduría».
Pítaco
Fue oriundo de Mitilene y se le conoce como un gran guerrero, al ser uno de los cabecillas que consiguieron derribar a Melancro, tirano de Lesbos y ser uno de los generales que derrotaron a Atenas, y por su generosidad, por lo menos si es verdad lo que cuentan de él. Gracias a su victoria frente a los atenienses, los habitantes de Mitilene le eligieron como gobernante, disfrutando de poder absoluto durante 14 años, tras lo que dimitió.
Según escribe Pánfila en su libro de Recuerdos, un herrero mató a uno de sus hijos Tirreo y cuando lo llevaron ante él y le contaron lo sucedido, Pítaco respondió: «el perdón es mejor que el arrepentimiento» y liberó al barbero. Y después de apresar a Alceo lo liberó porque «el perdón es mejor que la venganza».
Entre las leyes que promulgó encontramos una que establece una doble pena para la persona que delinque estando borracha. Pretendía ser una ley que redujese el consumo de alcohol, puesto que en Lesbos al parecer se producía mucho vino, y se consumía, claro. Pero, viéndolo desde nuestra perspectiva, contrasta con nuestra idea, por lo menos a nivel jurídico, de que una persona bajo los efectos de alguna droga que comete un delito tiene un atenuante. Salvo, por lo menos en España, que estés conduciendo un coche, que entonces se considerará un agravante, al considerarse que si estás borracho no deberías haberte puesto a conducir.
Por último, Pítaco no debía ser muy agraciado. De él aseguraba Alceo que era patoso, patituerto, panzudo, adefesio y meriendatinieblas, puesto que no debía ver muy bien. Aunque si tenemos en cuenta que Alceo y Pítaco eran enemigos tampoco es que deberíamos tener en cuenta lo que dijera aquél de este.
Murió el 568 a.C.
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