Gorgias
Gorgias, muy cercano a los postulados sofistas, fue retórico de profesión, considerado el primero de ellos, cronológicamente, entre aquellos que tuvieron cierta importancia en la historia de la estética antigua. Estaba filosóficamente emparentado con los eleáticos y con el relativismo sofista y es recordado, entre otras cosas, por postular tres tesis ontológico-epistemológicas que, por lo menos desde nuestro punto de vista actual, resultan ciertamente controvertidas.
Las tres tesis
Este triunvirato lo podríamos sintetizar en tres sentencias demoledoras: nada existe; de existir algo no podríamos conocerlo; y en el remoto caso de que sí lo conociéramos no podríamos expresarlo con palabras. Es decir, nuestra realidad no es más que mera ilusión. Nos “inventamos” el mundo para poder habitarlo, para poder transitar con nuestros tristes cuerpos sus imbricadas calles, atoradas de nuestras invenciones. Lo que haya más allá, remedando a Schopenhauer, de la tela de maya, en el mejor de casos, no lo podemos nombrar, expresarlo con palabras.
Esta visión de lo que somos y de lo que el mundo material es, de interiorizarla, no puede más que en una terrible depresión. Aunque la respuesta generalizada sea simplemente negarla por falsa.
Sin embargo, curiosamente, si nos trasladamos al mundo de la estética, Gorgias parece contradecirse puesto que en su Elogio de Helena, asegura que con las palabras se puede expresar todo, qué menos podemos esperar de un retórico de profesión, ¿no?
El poder de la palabra
Las palabras son tan poderosas que pueden convencer a cualquiera de cualquier cosa, a veces entristecen, otras halagan, en ocasiones alegran, otras dan pavor, etc. A través del teatro, donde la palabra es fundamental, el público siente con otros, asume los problemas, los medios y las alegrías de los personajes como si fueran suyos. Y esta suerte de transposición del alma, es la palabra la que la consigue.
Gorgias aseguraba que la tragedia, en el teatro, «es un engaño, en el cual el que engaña es más honesto que el que no engaña, y el engañado más sabio que el no engañado».
La teoría ilusionista del arte
Los antiguos griegos al estado alucinatorio, a la alucinación o ilusión le denominaban “apáthe”. Gorgias sigue este hilo, asegurando que en el teatro la ilusión es necesaria, tanto en la tragedia como en la comedia. Incluso en la oratoria.
Pero aunque él fuera su iniciador, el primero que estableciese el ilusionismo en la teoría estética, no estaba sólo en su defensa. Además de en obras sofistas anónimas como los Dialexeis y el Peri diaites, también encontramos en Polibio, Horacio o Epicteto, los ecos de esta doctrina.
Además de en el teatro, Gorgias advirtió que «los pintores deleitan la vista creando un cuerpo, una figura, por medio de muchos colores y muchos cuerpos». Es decir, a través de la ilusión.
Aunque del arte de la Antigua Grecia que nos ha llegado hasta nuestros días, podemos deducir que los artistas de la época eran más pitagóricos, teniendo en cuenta su búsqueda de las formas perfectas, y los sofistas estaban en minoría (recordemos que aunque Gorgias no fuera sofista era muy cercano a ellos), no podemos desechar sus teorías, que han tenido cierta importancia en el pensamiento estético posterior, hasta la actualdiad.
Imagen: filosofiaamano.blogspot.com.es