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Los estoicos y el contenido

Publicado por Ruben Avila

contenidoPor cómo entendían el mundo, los estoicos dedicaron más a unos temas que a otros. Por supuesto, esto no es raro en absoluto. Todos hacemos lo mismo en nuestra vida. El tiempo que poseemos es limitado, así que tenemos que elegir qué queremos hacer. Y en el campo del pensamiento ocurre tres cuartos de lo mismo. Es imposible dedicarse a todos los temas, y mucho menos en nuestros días, que nuestro conocimiento global es superior, y las posibilidades de acceder a él son increíbles.

Aunque si ahora esa imposibilidad se debe a falta de tiempo, en el caso de los estoicos podemos decir que es más bien porque no les interesaban ciertos temas, o les interesaban menos. De ahí que profundizaran en algunos más que en otros. De ahí que en el ámbito del arte innovaran más bien poco. Y de ahí de que se ocuparan más de la poesía que de las otras artes, porque la consideraban más importante que el resto.

La poesía para los estoicos

Para los estoicos la belleza de un poema dependía en exclusiva de su contenido. Así, Filodemo aseguraba que eran «los que dicen que un poema hermoso es el que contiene un pensamiento sabio». Este era para ellos el quid de la cuestión, lo importante, lo que realmente había que juzgar de la poesía.

Sin embargo, nosotros sabemos que un poema es más que contenido, no sólo importa lo que se dice, o lo que se quiere decir, sino que también es fundamental cómo se dice. ¿Qué sucede, entonces, con el ritmo, la métrica y, en definitiva, con la forma poética?

«Pues, como decía Cleantes —nos cuenta Séneca en sus epístolas— igual que nuestra respiración produce un sonido más claro cuando por su más ancha y última salida una trompeta lo echa fuera, arrastrado a través de su largo y estrecho canal, así la estrecha exigencia del verso hace más claros nuestros sentidos».

Es decir, el ritmo, la métrica… era para los estoicos el medio para hacer llegar el mensaje, para que nos resulte más agradable a nuestros sentidos. Pero nada más. No tenían importancia por sí mismos. ¿Qué dirían de todos esos poetas que se han dedicado a jugar con la forma poética, incluso gráficamente? —y aquí me estoy refiriendo a Apollinaire y sus poemas visuales, por ejemplo, pero hay muchos más ejemplos al respecto, sobre todo en el último siglo—.

Es de suponer que nada bueno, claro. Ni de ellos ni de su poesía, que la tacharían de irrelevante en el mejor de los casos. Pretender utilizar el medio como el elemento principal, o cuando menos tratar de ponerlo al nivel del contenido, sería algo inaudito para ellos.

Pero la definición estoica de la poesía va por otros derroteros, alejados de Apollinaire y otros como él. Así, Posidonio aseguraba que «la poesía son palabras llenas de contenido, que representan cosas divinas y humanas», cuya característica es que se recogen de forma métrica y rítmica. Pero como ornamento. Lo importante, lo realmente importante, es el contenido.

Imagen: revistaintime.com