Wittgestein nos dice en su Tractatus que todos los problemas de filosofía son lingüísticos, que provienen de una mala comprensión de la lógica de nuestro lenguaje. También asegura que lo que se puede mostrar no se puede decir, para terminar concluyendo que «de lo que no se puede hablar hay que callar». Admito que este resumen es sumamente torticero y que he destacado lo que me ha venido en gana, pero espero que la asunción actúe como redención, aparte de que en mi ánimo no está hacer un resumen de la obra del filósofo austriaco —tampoco creo que hiciera justicia si lo intentara—.
Para considerar que la filosofía, que sus problemas, simplemente son lingüísticos y provienen de un malentendido en la compresión de la lógica del lenguaje, hay que eliminar del ámbito de la filosofía determinados problemas que han sido abordados por los filósofos.
Según Wittgestein la filosofía no es ninguna ciencia natural, tiene que estar por encima o por debajo pero no junto a ella. Y si bien es cierto que en sus inicios no había una diferenciación, hace tiempo que los filósofos no son considerados científicos, incluso algunos de estos últimos acusan a los primeros de haberse quedado sin objeto, por lo menos tangible, que son poco más que vende humos. Pero esta no es la opinión del filósofo vienes, claro, ya que asegura que: