La Filosofía y la Inteligencia
La filosofía es una ciencia de la conciencia
La filosofía es una teoría sobre uno mismo y sobre el mundo, es un acto de contemplación pero no es la vida misma.
Sin embargo para vivir necesitamos tener una filosofía de la vida, una idea personal del mundo en que vivimos para poder insertarnos en él, proponernos objetivos y participar.
La filosofía nos viene desde adentro, de la inteligencia de las neuronas que existen en el corazón, mientras que la ciencia se basa en el afuera y en la inteligencia de nuestra corteza cerebral.
Difícilmente el hombre podrá renunciar a sus intuiciones filosóficas en pos de la aparente realidad fáctica que no coincida con ellas.
Los instintos son mucho más fuertes que las ideas y superan a la inteligencia.
Es curioso, porque lo que categorizamos más elevado en el hombre es lo más vulnerable en él, ya que lo último que se pierde en la vida es la actividad vegetativa y lo primero las funciones más complejas.
El desarrollo del pensamiento es relativamente nuevo en el hombre así como el interés en su propia psique, y todavía está distante el día en que logre trascender su animalidad, ya que se puede decir que recién comienza el proceso de domesticar sus instintos.
Sin embargo, esta lucha contra ellos, que es desigual e inútil desde que el hombre existe, es la gran paradoja que le da significado a su existencia.
Por eso hay que utilizar continuamente nuevas estrategias para avanzar sobre nuestros sólidos orígenes instintivos que no debemos nunca ignorar, abriéndonos paso a fuerza de nuestra capacidad inteligente y creadora que sucumbe fácilmente frente a la pasión.
¿De qué nos sirve la inteligencia si la dejamos de lado a cada momento y en los momentos cruciales de nuestras vidas preferimos elegir voluntariamente con nuestros instintos?
La inteligencia nunca podrá estar aislada de los sentimientos, porque sentir es una cualidad humana que nos permite trascender espontáneamente nuestra animalidad.
Nadie hace nada sin estar motivado por algún sentimiento. La sensibilidad es la cualidad más elevada del instinto y a través de ella puede fluir la inteligencia superior y su capacidad creadora.
Los niños aprenden con más facilidad y son más creativos cuando sienten que son amados y tratados con afecto.
La ciencia es como un fruto inmaduro, basada en lo fáctico y racional, pero la vida es la total plenitud y tiene el color del fruto maduro.
La filosofía como la ciencia todavía deben descubrir datos precisos sobre qué es lo que verdaderamente y sin discusión existe, que sigue siendo aún hoy, el verdadero problema real.