La Filosofía como Vivencia
La filosofía es el obstinado y eterno esfuerzo del hombre por descubrir el misterio y el sentido de la vida, sus alegrías, sus penas, sus angustias y sus esperanzas.
La inquietud del hombre no es sólo observar la superficie de las cosas sino indagar sobre los problemas últimos y más íntimos, porque de esta indagación profunda, que apenas consigue respuestas, dependerá el resto de su existencia.
Es difícil enseñar filosofía por ser una disciplina singular que presenta muchas dificultades; porque no se trata de brindar información ni de tener que aprenderlas de memoria, sino de sembrar una inquietud que despierte la necesidad de indagar, de buscar una respuesta; una provocación al misterio que genere la curiosidad necesaria al que nunca incursionó en este tema para que logre identificarse con la incógnita.
La filosofía no es entonces un saber que hay que adquirir sino que es la disciplina que enseña a adquirir la capacidad de atreverse desde el llano a ser un filósofo.
El maestro en este caso, tiene que tener aptitudes singulares, grandeza de espíritu, conciencia despierta, estar familiarizado con los problemas humanos, ser asertivo en sus respuestas y tener el deseo de transmitir esta actitud a sus discípulos.
La tarea de introducir a un alumno en la filosofía tiene que ser más que nada un estímulo para filosofar; y todos los demás conocimientos sistemáticos deberán subordinarse a este propósito a partir de una perspectiva docente personal, sincera y entusiasta que exprese la unidad de todo y suscite el interés de aprender.
La filosofía es una actividad necesaria para el hombre, una tarea personal que se complementa íntimamente ligado a sus propias vivencias y a su momento histórico.
Una vivencia es lo que está presente en la psique, lo que tenemos y sentimos.
Bergson nos dice que una vivencia no es la idea de una cosa sino la experiencia.
Una idea es una representación, un concepto, un producto del intelecto. La vivencia es estar en presencia del objeto, vivirlo, explorarlo, tal vez sin poder llegar a conocerlo nunca del todo y pudiendo desarrollar sólo algunas cuestiones desde algunas perspectivas.
La definición de la filosofía se irá acuñando a partir de estas vivencias, de todas las experiencias auténticas que se han tenido.
Por lo mismo, no nos dice demasiado el resumen de un sistema filosófico que se reduce a una fórmula, como por ejemplo, el de Hegel que identifica lo real con lo racional y lo racional con lo real.
Pero si nos dice mucho más si nos sumergimos en sus libros, como “Lógica”, “Fenomenología del Espíritu” o “Filosofía de la Historia Universal”, que aunque difíciles, nos darán la vivencia de su filosofía, tendrá sentido para nosotros y perdurará en el tiempo.
En la primera época de la cultura griega la filosofía era la sabiduría misma; el saber fundamentado racionalmente, que hemos buscado por medio de un método, diferente a la simple opinión que es el saber que se tiene sin haberlo buscado.
Platón es el filósofo que hace esta distinción entre la opinión y el conocimiento debidamente fundado.
Para Platón, este conocimiento es la ciencia, o sea que la filosofía para este filósofo es esa forma de saber y su método o camino para llegar a él es la dialéctica, que significa suponer o anticipar ese saber.
Fuente: “Lecciones Preliminares de Filosofía”, Manuel García Morente.