El Origen del Idealismo
El realismo metafísico propone que el mundo existe, que todas las cosas y el hombre mismo existen, son inteligentes y además de existir, tienen Ser.
La relación que el hombre puede establecer con el mundo y con las cosas inteligentes es de conocimiento; y para conocerlas tenemos conceptos de sus esencias que nos permiten formular juicios.
Un realista es alguien que cuenta con una gran cantidad de conceptos y que cree que es más sabio cuantos más conceptos reúna. El conocimiento para el realista es el reflejo en la mente de la realidad misma, o sea que entre el pensamiento y el objeto del pensamiento hay una perfecta identidad.
Parménides es el primero en formular conceptos para reflejar la realidad, Platón mejora ese sistema y Aristóteles lo perfecciona. La hipótesis para estos filósofos es la misma, las cosas son inteligibles y el pensamiento coincide con ellas.
El hombre natural y espontáneo es aristotélico y esta concepción se irá arraigando cada vez más hasta convertirse en una creencia.
A partir del siglo XV, a raíz de los hechos históricos que se producen, como la pérdida de la unidad religiosa, las guerras santas y el surgimiento del protestantismo; y de los adelantos científicos, como el descubrimiento de que la tierra es redonda y ya no es más el centro del universo; se hace absolutamente imprescindible el replanteo de los principios fundamentales de la filosofía.
Surge la filosofía de Descartes, que tiene que dejar atrás un pasado filosófico ilustre, pero que ha fracasado. Esta condición de los nuevos filósofos les exige prudencia, y esta nueva actitud prudente que el lugar y el momento histórico imponen, es lo que caracteriza al pensamiento moderno.
La cautela es la que obliga a los filósofos modernos a utilizar un método para evitar los errores y esta necesidad los aleja de la metafísica y los lleva a elaborar una teoría del conocimiento, para lograr resolver el problema de si el hombre es capaz o no de conocer la verdad.
El problema que se plantea Descartes es cómo descubrir la verdad, porque las verdades que se conocían hasta ese momento ya no tienen más validez. El pensamiento moderno se va a centrar en despejar toda duda antes de cualquier afirmación; por eso Descartes busca una primera verdad de la que no se pueda dudar, transformando la duda en un método para descubrir lo verdadero y cierto.
Descartes no trata de acumular conocimientos sino de obtener por lo menos uno que sea indudable. Necesita llegar al conocimiento en forma inmediata, no por medio del concepto como intermediario entre el objeto y el pensamiento.
Descartes encuentra que el único conocimiento mediato e indudable es el pensamiento mismo, porque no puede dudar de que está pensando, o sea del fenómeno de la conciencia.
Es indudable que existo yo y mis pensamientos, dice Descartes, pero es dudoso que existan las cosas más allá de mis pensamientos.
Por lo tanto, las cosas y el mundo deberán salir del yo, o sea pensar las cosas como derivadas del yo.
Para este problema del idealismo se han propuesto varias soluciones, que se pueden resumir en dos grandes grupos: las soluciones psicológicas que proponen los ingleses, como Hume, que consisten en descubrir las leyes internas del alma humana, por introspección; y las soluciones lógicas, como la de Kant, que intentan fundamentar la objetividad de la realidad en base a las leyes del pensar racional.
Es importante destacar que el idealismo no se limita a la filosofía occidental. En la filosofía oriental, especialmente en el hinduismo y el budismo, también encontramos formas de idealismo. En estas tradiciones, el idealismo a menudo se combina con una visión monista de la realidad, donde todo es visto como una manifestación de una única realidad subyacente.
Además, el idealismo ha tenido un impacto significativo en otras disciplinas, como la psicología, la literatura y las ciencias sociales. En la psicología, por ejemplo, el idealismo se refleja en teorías que enfatizan la importancia de las percepciones y las ideas en la formación de nuestra experiencia del mundo. En la literatura, el idealismo a menudo se asocia con una visión romántica del mundo, donde la imaginación y los ideales son vistos como más importantes que la realidad material.
En las ciencias sociales, el idealismo se refleja en teorías que enfatizan la importancia de las ideas y las creencias en la formación de las sociedades y las culturas. Por ejemplo, en la teoría de la sociología del conocimiento, se sostiene que nuestras ideas y creencias son moldeadas por nuestra posición social y cultural, y a su vez, estas ideas y creencias moldean la sociedad y la cultura en la que vivimos.
En resumen, el idealismo es una corriente filosófica con una rica historia y un amplio alcance, que ha influido en muchas áreas del pensamiento humano.
Fuente: “Lecciones Preliminares de Filosofía”, Manuel García Morente.