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El Existencialismo

Publicado por Malena

el existencialismo

Hay dos formas de existencialismo, el cristiano y el ateo, declara a su audiencia Jean Paul Sartre durante su conocida conferencia “El existencialismo es un humanismo”.

Karl Jaspers y Gabriel Marcel representan al existencialismo cristiano, mientras Heidegger y él mismo se muestran como ateos.

Karl Jaspers, no era católico y prefería que su filosofía se la denominara “filosofía de la existencia”; en tanto que aunque Gabriel Marcel si era católico, no deseaba ser catalogado como existencialista.

Con respecto a Heiddegger, que no era cristiano pero tampoco se consideraba ateo, manifestaba no tener nada en común con Sartre.

Los que han escrito sobre el existencialismo mencionan a todos estos autores y también a otros, pero en cuanto a ser considerado existencialista solamente Sartre es el que se presenta como tal y es el que expone lo que él denomina la doctrina esencial del existencialismo.

En sus últimos años Sartre trató de fusionar el existencialismo con el marxismo, con la intención de rejuvenecer el anquilosamiento en que, él creía, había sufrido esa doctrina.

Sartre también escribía obras de teatro y novelas y era más conocido como escritor y defensor de causas político sociales que como filósofo. Sin embargo era realmente un hombre muy capaz y serio como pensador.

Pensaba que los franceses llevaban tres siglos manteniendo la idea cartesiana ya sea a favor o en contra de sus propias ideas sin poder salir de eso.

También Sartre fue influido por esas ideas, pero además se nutrió del pensamiento de Hegel, Husserl y Heiddegger, mientras el empirismo inglés y el materialismo (no marxista) no fueron filosofías que le interesaron.

El dato básico para Sartre es lo que denomina la conciencia prerreflexiva, sólo el simple darnos cuenta de las cosas como tenemos conciencia de ellas, ya que la conciencia, para él, no tiene ningún contenido. La conciencia trasciende con mi intención.

El objeto de la conciencia no es una representación sino el mismo objeto del acto intencional.

El sujeto percibe un objeto y lo pone como trascendente pero esto no quiere decir que nunca se equivoque acerca de la naturaleza del objeto.

La imaginación para Sartre es una forma de la conciencia y es intencional.

Toda conciencia pone su objeto como existente y la imaginación, que es la expresión de la libertad, puede también poner a su objeto como no existente.

La imagen no es una representación del objeto, es una relación entre la conciencia y su objeto.

En cuanto a las emociones, Sartre insiste en que la conciencia emocional o emotiva es intencional y en primer lugar es conciencia del mundo.

El modo emotivo de aprehender el mundo es sustituyéndolo, transformándolo, en forma intencional, porque a las cosas se las puede ver con cualidades que no poseen.

La conciencia de sí es en tanto conciencia de un objeto trascendente, o sea sólo cuando convierto la conciencia en un objeto intencional, mi yo es objeto para mi conciencia.

Aislar al sujeto es un error, no se puede inferir el mundo a partir del yo ni el yo a partir del mundo; porque los dos están en correlación.

Además de Sartre, otros filósofos como Simone de Beauvoir también jugaron un papel crucial en el desarrollo del existencialismo. Beauvoir, compañera de vida y pensamiento de Sartre, exploró las implicaciones del existencialismo en el ámbito de la ética y la libertad individual, especialmente en su obra «El segundo sexo», donde analiza la opresión de las mujeres y la construcción social del género.

El existencialismo también tuvo un impacto significativo en la literatura y el arte. Escritores como Albert Camus, aunque rechazaba la etiqueta de existencialista, compartían muchas preocupaciones similares, especialmente en relación con el absurdo y la búsqueda de sentido en un mundo sin Dios. Obras como «El extranjero» y «La peste» reflejan estas preocupaciones existenciales.

En el ámbito del teatro, el existencialismo encontró una voz poderosa en las obras de Samuel Beckett, cuyo «Esperando a Godot» es una meditación sobre la desesperanza y la espera sin sentido. Este enfoque en la condición humana y la búsqueda de significado resonó profundamente en una Europa devastada por la guerra y en un mundo que enfrentaba nuevas incertidumbres.

El existencialismo también influyó en la psicología, particularmente en la terapia existencial, que se centra en ayudar a los individuos a encontrar significado y autenticidad en sus vidas. Psicólogos como Viktor Frankl, autor de «El hombre en busca de sentido», integraron principios existenciales en sus enfoques terapéuticos, subrayando la importancia de la libertad personal y la responsabilidad.

La influencia del existencialismo se extiende hasta nuestros días, afectando campos tan diversos como la filosofía, la literatura, el arte, la psicología y la política. Su énfasis en la libertad individual, la responsabilidad y la autenticidad continúa resonando en un mundo que sigue enfrentando preguntas fundamentales sobre la existencia y el significado.