El Voluntarismo
El voluntarismo es la doctrina filosófica que otorga un lugar primordial a la voluntad o a la razón práctica sobre la inteligencia o razón teórica; por lo que la historia del voluntarismo debe seguir el mismo rumbo que la historia del concepto de la razón práctica y la de la voluntad.
El voluntarismo, desde el punto de vista psicológico consiste en priorizar la voluntad sobre otras facultades psíquicas; desde la perspectiva ética significa reconocer el carácter absoluto de la voluntad, o su predominio en la determinación de la ley moral y de la razón práctica sobre la teorética; y desde la metafísica, representa la conversión de la voluntad en una cosa en sí, en un Absoluto.
Los escolásticos plantearon el problema entre el entendimiento y la voluntad para resolver esta cuestión de una forma intelectualista, que subordine el acto de la voluntad al intelecto; y de una manera voluntarista, que supone la autonomía de la voluntad.
En el Cristianismo, el voluntarismo adopta distintas formas que son diferentes al sentido moderno y contemporáneo. Se puede decir que el agustinismo es voluntarista si no se considera la unidad radical del alma y su trascendencia hacia su fuente.
También se interpreta como voluntarismo la doctrina de Duns Escoto, que considera a la voluntad como causa total de su propio acto, que tiene como razón formal la libertad; en oposición al intelectualismo que otros entienden caracteriza el pensamiento de Santo Tomás de Aquino.
Se puede afirmar que en casi todos estos filósofos el voluntarismo tiene un sentido casi siempre metafísico.
Este problema reaparece en Kant cuando distingue la interrelación entre la razón pura o teorética y la razón práctica; pero no lo resuelve.
Para Kant, el voluntarismo tiene más un sentido moral, por lo que algunos estudiosos de esta doctrina la denominan “voluntarismo ético”.
En Shopnehauer, el voluntarismo se puede resumir como metafísico, la voluntad aparece ante el intelecto como una cosa en sí que es totalmente irracional.
En cuanto a Fichte, quien considera a la voluntad la raíz del yo, reconoce un sentido moral del voluntarismo que es racional.
Hoy en día, la oposición entre voluntarismo e intelectualismo puede admitir la prioridad de la voluntad en el plano anímico y rechazar la voluntad como realidad.
Shopenhauer, como otros filósofos voluntaristas plenamente metafísicos, estima que la voluntad es un Absoluto que predomina en la vida psíquica, pero no acepta que la voluntad sea primordial para el reconocimiento de los valores éticos.
La máxima expresión del primado de la voluntad sobre el intelecto es la metafísica de Shopenhauer, quien considera a la voluntad un principio ontológico que en último término es el que explica la realidad.
Por otro lado, también hay voluntaristas éticos que niegan el voluntarismo psicológico y el metafísico.
Nietzsche, influenciado por Shopenhauer, otorgó una gran importancia a la voluntad, pero de una manera singular. Se dio cuenta que los ideales del cristianismo, del socialismo y de la democracia tienen una base moral que debe ser superada por una perspectiva más allá del bien y del mal; y para terminar con el intelectualismo proclamó el único principio real, la voluntad de poder que hace que la vida sea inteligible.
Fuente: “Diccionario de Filosofía abreviado”, José Ferrater Mora.