Filosofía
Inicio creencias La Caza de Brujas

La Caza de Brujas

Publicado por Malena

Entre los siglos XV y XVII, medio millón de personas, en su mayoría mujeres, reconocidas como brujas, fueron oficialmente condenadas a morir en la hoguera, aunque extra oficialmente se calcula que murieron de esa manera más de un millón.

Las brujas y los brujos eran condenados porque utilizaban el poder del diablo, atentando contra la religión y el Estado.

La leyenda les atribuía poderes sobrenaturales y eran capaces de hacer el mal sólo con su intención.

Los brujos realizaban rituales satánicos y utilizaban algunas hierbas que tenían efectos hipnóticos y alucinógenos.

Charles Henry Lea, historiador, es el que se ha dedicado con mayor seriedad a este tema y aclara que en los primeros tiempos en que apareció este fenómeno, la Iglesia se limitó a no proveerles la bendición a quienes consideraba brujos, pero siglos más tarde, cuando estas actividades se incrementaron en forma alarmante, el conflicto entre esos grupos y el cristianismo recrudeció y se autorizó la tortura y la pena de muerte en la hoguera a todos aquellos que ejercieran esta práctica.

Durante la Edad Media, el Cristianismo no solamente lideraba el mundo de la fe sino que también tenía gran influencia política.

En oposición a esta gran fuerza de poder, surgen estos grupos esotéricos capaces de reunir a muchos seguidores, convencidos de que esas creencias los liberarían de las injusticias y el despotismo de los gobernantes de esa época.

Los brujos se convirtieron en los chivos expiatorios de todos lo indeseado de ese tiempo, de la ambición y de la corrupción de reyes y príncipes.

De esa manera, diezmando a los brujos, la fe en la Iglesia volvió a ganar adeptos y la gente se volcó a ella.

Sin embargo, a pesar de la persecución y el desprestigio, el sortilegio que producen los brujos y milagreros en la gente, es un fenómeno universal que opera por sugestión o mediante la participación de las supuestas fuerzas del mal, capaces de producir cambios en el mundo de la materia.

Juana de Arco fue quemada en la hoguera por hereje porque decía que escuchaba la voz de Dios. Sin embargo, fue reivindicada y considerada Santa casi quinientos años después, pero para quienes la condenaron en su época, era una bruja blasfema.

En Brasil, que es un país católico, hay fieles que sin renegar de su religión creen que existen fuerzas que pueden ser manejadas por los hombres, tanto buenas como malas.

En general, en este mundo donde impera el racionalismo y el escepticismo, cuesta creer en lo que no se ve y en lo que no se aviene a las leyes de la lógica, sin embargo, ocurren muchos fenómenos que no tienen explicación, como por ejemplo, lo que hacen los “desbichadores” que viven en el campo.

Estas personas son capaces de liberar a los caballos de esos bichos, hablándoles al oído.

Después de un sostenido monólogo con el caballo, se puede ver como comienzan a caer en la tierra los bichos que abandonan al caballo; que de esa manera se recupera y vuelve a estar sano.

No se sabe qué es lo que le dice el desbichador al caballo, pero es algo que se aprende de generación en generación una sola vez al año, lo mismo que la cura del empacho y del mal de ojo.

El brujo tradicional practica magia negra manejando fuerzas espirituales que son fuertes y peligrosas. Convocan a las personas fallecidas que se encuentran en el “bardo”, especie de lugar intermedio o purgatorio, donde van algunas almas apenas mueren; y utilizan su fuerza para hacer daños o trabajos.

Fuente: “”Líbranos del mal”; Víctor Sueiro.