El Sacrificio de la Cabellera
En la India, un ritual que se realiza en el templo hindú de Balaji, exige como acto de fe entregar las cabelleras, que posteriormente son vendidas a Occidente por miles de dólares, para su industrialización.
El reciclado del pelo humano es útil para confeccionar pelucas y extensiones, para forros de abrigos y hasta para la industria química, un negocio de millones en el que el principal proveedor es la India.
Los fieles del templo Balaji, visitan este lugar sagrado llevando como ofrenda sus cabelleras, como un acto de sacrificio; y el pelo entregado voluntariamente, como un acto de sacrificio, denominado pelo de templo, es el más valorado por los expertos.
Todos los días concurren al tempo alrededor de 25 mil fieles, la mayoría mujeres, dispuestas a ser rapadas para ofrecer este tan apreciado tesoro.
A lo largo de su vida, una mujer puede entregar hasta ocho veces su cabellera en una enorme peluquería situada en la ciudad de Tirupati, lugar donde se encuentra el templo de Balaji.
El pelo se ofrece al dios Vishnu para un propósito particular. Cientos de peluqueros son los encargados de cortar cabelleras de treinta centímetros a setenta, que son las que tienen valor comercial.
En el libro Guiness de los records figura la cantidad más alta que fue rapada en un solo día en el templo de Balaji que fue de 72000 personas.
Los peregrinos tienen que esperar de cuatro a cinco horas para acceder a la ceremonia del corte y pasar alrededor de treinta horas para desarrollar todo el proceso, debiendo pasar la noche en los amplios dormitorios destinados al efecto.
El pelo es el patrimonio más valioso que tienen los más pobres para ofrecer y la moda en occidente eleva el valor de esa pertenencia.
Luego de realizada la ofrenda, los fieles pasan a la sala de baño para terminar el ritual de purificación sumergiéndose en el agua que surge de las rocas que supuestamente los mantiene saludables, para luego trasladarse al templo y esperar una diez horas para contemplar al dios Vishnú, apenas unos segundos.
Este peregrinaje se realiza desde hace varios siglos en Balaji, pero el negocio del pelo es bastante reciente.
Anteriormente, el pelo era entregado a las tribus locales, quienes confeccionaban trenzas o mechas para festividades, como bodas u otras ocasiones especiales.
Vishnu, junto con Brahma y Shiva forman la suprema trinidad de la religión hindú.
El templo de Balaji es considerado una versión hindú del Vaticano católico, porque mueve millones de dólares, no solamente por la venta del pelo donado sino por las donaciones en efectivo que recibe.
Este dinero recaudado es destinado para costear los gastos que ocasionan los visitantes y también para mantener cinco hospitales, doce colegios, un leprosario y otras instituciones de caridad.
No solamente se comercia con el pelo de templo, que es el más valioso por su calidad, sino también con el pelo de pueblo, que es el que se recoge de los peines y cepillos y se guardan, para entregar posteriormente a los comerciantes, cuando ya tienen una cantidad determinada, a cambio de algunos juguetes o golosinas.
Otra clase de cabello que se comercializa es el pelo de sij. Los sij, son una secta monoteísta que comparte creencias del hinduismo y del islamismo. Como usan turbante, se cortan el pelo del centro de la cabeza al ras, para estar más frescos.
Por último, el pelo de menor calidad es el pelo de peluquero, que es el que se recoge del piso de las peluquerías.
El pelo de menor calidad los utiliza la industria química para la elaboración de aminoácidos que se utilizarán luego para la elaboración de medicamentos, de alimentos, abonos y fertilizantes y hasta para productos utilizados para el cuidado del cabello.
Una vez más la fe se convierte en una importante fuente de ingresos.
Fuente: “Muy interesante”; No.283; 05/2009; “Divinas cabelleras”; Jorge Pailhé.