Los problemas filosóficos de la ciencia
Es inevitable una filosofía de la ciencia dedicada a la tarea de enfrentar los problemas filosóficos que crea el mundo científico.
Los filósofos de todos los tiempos reflexionaron sobre la metodología adecuada para estudiar una disciplina; por ejemplo, Platón con respecto a la Astronomía y Aristóteles para las ciencias de la vida.
Posteriormente, Roger Bacon, Duns Escoto, Tomás de Aquino, Robert Grosseteste, Guillermo de Ockham y algunos de los integrantes de las escuelas de Oxford y Padua, también hacen filosofía de la ciencia.
El desarrollo de la tecnología y de la ciencia moderna, hizo que abundaran los investigadores que hicieron y siguen haciendo filosofía de la ciencia, como Whewell, Herschel, Stuart Mill, Duhem, Mach y Poincaré.
Pero fue el Círculo de Viena, entre los años 1922 y 1936, el que le dio a la filosofía de la ciencia el reconocimiento académico.
Surgieron muchos libros dedicados a esta disciplina, además de la revista Ertkenntnis, que aún se publica; se celebraron Congresos y se inauguró la primera cátedra de filosofía de las ciencias inductivas en la Universidad de Viena, a cargo de Moritz Schlick.
En ese momento, los pensadores más notables del círculo, entre ellos Rudolf Carnap y Otto Neurath, propusieron un programa filosófico que se puede llamar empirismo lógico o neopositivismo, el cual se desarrolló durante más de veinte años; y el pensamiento producido en esa época se conoce como “la concepción heredada”.
A principios de la década de los sesenta del siglo pasado, Karl Popper y Thomas Kuhn producen un cambio significativo en la filosofía de la ciencia.
Popper publica en 1959 su obra “La lógica de la investigación científica, donde afirma que el conocimiento científico es conjetural, que aspira a la verdad pero en el que no hay certezas; creando la oportunidad de ubicar a la ciencia en el mismo nivel que otras actividades humanas.
En 1962, Thomas Kuhn publica su libro “La estructura de las revoluciones científicas”, con la idea de que la ciencia es una actividad humana y social que está condicionada por el contexto y desde allí debe ser estudiada y valorada.
En estos momentos, lo importante de la ciencia son sus resultados, los cuales se encuentran en sus enunciados.
La ciencia pues, sería principalmente lenguaje, o sea que contiene una dimensión lingüística, lo que plantea problemas de carácter lógico y semántico.
Desde esa perspectiva aparecen los mayores problemas filosóficos como el de la racionalidad y el del realismo.
La ciencia es acción humana orientada hacia el conocimiento, el bienestar y la libertad; y avanza como otras actividades humanas, según la creatividad y la prudencia de las personas.
Cabe preguntarse además por las dimensiones morales de la actividad científica; qué papel desempeñan las emociones; cómo se integra a la vida humana; su sentido político, sus aspectos didácticos, estéticos y comunicativos; el valor y el riesgo de sus aplicaciones; la clase de sociedad desde donde surge y a la que aspira.
La filosofía de la ciencia es el enfoque crítico necesario que puede favorecer la comunicación científica y aumentar la racionalidad de la actividad científica
Fuente: “Investigación y Ciencia”, Edición española de Scientific American, No.412, “Más allá de la lógica y la semántica”, Alfredo Marcos, Catedrático de filosofía de la ciencia de la Universidad de Valladolid.