Física y Metafísica
Los científicos actuales aceptan que el lenguaje no es suficiente para interpretar las teorías y los modelos científicos de las realidades atómicas y subatómicas.
Tanto la teoría cuántica como la teoría de la relatividad, bases de la física moderna, revelan que esa realidad no se puede describir de una manera corriente porque trasciende la lógica clásica.
Esta característica es la raíz de la relación de la física moderna con el misticismo oriental, porque los sabios orientales siempre se han atrevido a ir más allá de la lógica y de los conceptos comunes; y han admitido que la realidad trasciende el lenguaje ordinario.
El absurdo es propio de todo misticismo y actualmente lo es también de la física.
¿Cómo la radiación electromagnética puede estar compuesta de partículas y al mismo tiempo de ondas?
Ni el lenguaje ni la mente pueden interpretar esta realidad.
El misticismo oriental tiene varias maneras de tratar los aspectos absurdos de la realidad; el hinduismo los evita y usa el lenguaje mítico y el budismo y el taoísmo los acentúa tratando de desviar el usual surco del pensamiento lógico.
Los koanes por ejemplo, son acertijos absurdos para que el discípulo se pueda dar cuenta de las limitaciones de la lógica, ya que es imposible resolverlos en forma racional, pero lo prepara para la experiencia no verbal de la realidad.
Un maestro puede reconocer la solución de un koan, que deja de ser absurdo y se convierte en una afirmación profundamente significativa surgida de un estado de conciencia que el koan hizo posible.
Este es el asombroso paralelismo entre el misticismo oriental y la física moderna: las situaciones absurdas que se presentaron en los inicios de la física atómica.
En este caso el maestro fue la naturaleza que no brindó la solución sino el enigma que había que resolver de una manera nueva.
En el mundo de la experiencia sensorial macroscópica, las leyes fundamentales de la naturaleza sirven de base para una gran variedad de fenómenos naturales.
En este caso, la física clásica responde las preguntas sobre la naturaleza esencial de las cosas mediante el modelo newtoniano mecanicista del universo.
Pero cuando se comenzó a experimentar con los átomos y se intentó penetrar en el mundo subatómico, los científicos se dieron cuenta que esta realidad se encuentraba más allá de la percepción de los sentidos, y sólo pudieron lograrlo en forma indirecta, mediante instrumentos específicos.
Por esta razón, el lenguaje ordinario ya no es suficiente para describir los fenómenos que se observan a ese nivel.
Desde el punto de vista filosófico el ingreso al mundo atómico fue el paso más importante en el conocimiento de la realidad de lo infinitamente pequeño.
Como los místicos, los físicos se encontraron con una experiencia no percibida por los sentidos y como ellos tuvieron que enfrentar los aspectos absurdos de esa experiencia.
A partir de ese momento, los modelos de la física moderna se asemejan notablemente a los que utiliza la filosofía oriental.
Para los místicos, tener una experiencia mística de la realidad es un fenómeno que moviliza profundamente las bases de toda cosmovisión, porque es el acontecimiento más sorprendente que la conciencia humana nunca tuvo oportunidad de experimentar.
Los físicos, a principios del siglo pasado, sintieron algo parecido frente a la nueva experiencia de la realidad atómica.
Einstein también manifestó sentir la misma sensación, como si le hubiesen quitado la tierra bajo sus pies sin dejar ninguna base sobre la cual poder construir.
Fuente: “El Tao de la física”, Fritjof Capra.