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Cerebro y Cultura

Publicado por Malena

cerebro y cultura

La cultura condiciona la manera en que los seres humanos perciben el mundo, influye significativamente en su forma de pensar y sobre lo que los rodea.

En Occidente, la población es más analítica, o sea que tienden a observar los objetos independientes de su entorno y en Oriente tienen una perspectiva más holística, o sea que ven más la totalidad que lo singular.

El cerebro actúa en función a la cultura, según estudios realizados con voluntarios procedentes de Oriente y de Occidente.

El hombre es creador de culturas diferentes que difieren en lenguaje, costumbres, tradiciones, modos de pensar y en valores.

Los lingüistas afirmas que en este planeta existen más de seis mil lenguas.

Los humanos poseen características biológicas naturales y también una cultura que influye notablemente sobre sus pensamientos, sentimientos y comportamientos.

Tienen conciencia de individualidad pero la percepción está influenciada por la cultura.

La cultura tiene dos significados, uno social, que se refiere a los roles, las conductas formales, las instituciones, los estilos de vida, la política, etc., y otro subjetivo que son las ideas, el conocimiento, las actitudes y los valores que se comparten.

Hasta no hace mucho tiempo, los científicos pretendían adjudicarle a la actividad del cerebro una forma de operar uniforme. Pero los estudios transculturales comparados han demostrado que la percepción, el intelecto y la conciencia del yo no son tan universales como lo es su base neurológica.

La Investigación Cerebral Transcultural es una ciencia nueva que trata de estudiar hasta dónde y cuánto influyen los entornos culturales en el hombre; tarea difícil, porque se trata de comparar marcos culturales distintos.

Hace ya mucho tiempo que se reconoce que los pueblos occidentales difieren entre sí y lo mismo ocurre con las sociedades orientales.

La investigación experimental hace posible, de modo general, separar la cultura de Occidente de la de Oriente para comparar en qué medida el cerebro humano está influido por la cultura.

Richard Nisbett lleva a cabo una investigación en la Universidad de Michigan, sobre los prejuicios mentales, comparando a individuos asiáticos con norteamericanos.

Se pudo demostrar que ambos grupos difieren en cuanto a la atención de los estímulos; también en el modo de clasificar categorías lógicas; en la toma de decisiones y en las estrategias que prefieren para elaborar juicios.

Para recordar una imagen, los orientales retienen el conjunto, en tanto que los occidentales prestan atención al objeto que aparece en primer plano descuidando el entorno.

Los asiáticos clasifican las imágenes individuales según la relación que existe entre ellas: ejemplo: mono – banana; vaca – pasto; en cambio los occidentales utilizan criterios: ejemplo: monos y vacas son mamíferos.

Los occidentales no perciben pequeñas diferencias en un conjunto y los orientales si.

Se puede inferir que el sentido holístico de la percepción en Oriente podría estar dado por la estrecha cohesión social, en tanto que en Occidente predomina más el individualismo; porque para los orientales, la comunidad está por encima de los individuos en tanto que para los occidentales el individuo está sobre la comunidad. Aunque esta disparidad de comportamiento no revele por si misma que sea debido a la influencia cultural.

Los estudios de la actividad cerebral mediante resonancia magnética fundamentan el supuesto de que las preferencias de índole cultural modifican la actividad cerebral, en las zonas del cerebro que se relacionan con la percepción, la atención, el lenguaje y los sentimientos.

Las pruebas demostraron que las relaciones que se hacen habitualmente en la propia cultura exigen menos esfuerzo cerebral que las que pertenecen a otro contexto.

Sobre el concepto del si mismo; para los orientales la resonancia magnética no revela diferencia entre la propia valoración de un sujeto y la de su madre, ya que estimulan la misma parte del cerebro, en tanto que para los norteamericanos, la valoración propia difiere notablemente de la valoración de la madre, estimulando distintas partes del cerebro.

Este estudio demuestra que los modos de percibir modelados por la cultura influyen en la actividad cerebral y que el concepto del si mismo depende del contexto cultural.

Sin duda, el cerebro es modificable dentro de ciertos límites y puede ser influenciado por un entorno definido y poderoso.

Fuente: “Investigación Científica – Mente y Cerebro”, Georg Northoff “El efecto camaleón”, enero/febrero 2010