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El Mago Merlin

Publicado por Malena

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Merlín fue el mago del legendario rey Arturo. Este personaje es un mito que también aparece en obras de Ariosto, Cervantes, Spencer, Tennyson, etc.

Originariamente fue un mago o encantador, hijo de una monja y del diablo, separado de éste último por el Bautismo.

El mago Merlín, con su sabiduría, brinda sus enseñanzas al joven rey Arturo para guiarlo por el sendero de la transformación espiritual, elevarse de la realidad material hacia la trascendencia y alcanzar la realización personal, el amor y la plenitud.

El mago está dentro de nosotros, es el que lo sabe todo y que es inmortal. Su esencia es la transformación y su tarea es observar pero su ámbito es la luz.

El mago no tiene fronteras ni límites, no vive en el tiempo pero está siempre presente.

Se encuentra en los momentos de quietud, de silencio, donde no hay pensamientos.

El mago no muere nunca y no tiene principio ni fin, porque no se identifica con el cuerpo sino con lo eterno.

La inmortalidad está dentro de nosotros pero está encubierta por las capas de las creencias.

El mago es la chispa de conciencia inmune al tiempo.

El mago es el océano y nosotros somos las gotas, pero también parte de ese océano, o sea, conciencia individual y parte de la conciencia universal.

Cuando formamos parte de la conciencia universal ya no nos sentimos más aislados.

Al trascender la percepción se comienza a ver el mundo del mago, que es el que transforma y purifica y nos libera de las emociones y relaciones tóxicas y de los pensamientos negativos.

El ego se aferra a las creencias y a la memoria, porque desea poder y dominio. El poder del mago es el amor.

El que puede ver el mundo a la luz del amor vive sin temor en perfecta paz interior. Al primero que hay que amar es a uno mismo.

La mente es la que puede ponerse en contacto con la fuente universal del amor para liberarse del ego; cambiando de perspectiva y confiando en la fuerza del amor para producir orden y paz en la vida.

El orden es innato en la creación y el amor es orden, equilibrio, evolución e inteligencia.

El mago nos revela que el temor, la violencia y la destrucción; reflejan nuestras creencias erróneas y que sólo a la luz de la confianza podremos sentirnos a salvo.

La palabra tiene el poder del conocimiento y la intención; y es el primer paso para hacer realidad las intenciones, por medio de la oración y las afirmaciones.

Los mensajes del ego son confusos y vagos, no se pueden cumplir, en el caso del mago son claro y transparentes y se cumplen.

Nuestra sombra señala nuestros vacíos, y aceptarla es la condición para convertirla en amor.

La personalidad es la que nos hace sentir solos, porque no está integrada sino fraccionada.

Mientras el otro sea considerado otro, habrá separación y aislamiento, porque el observador y lo observado tienen que ser lo mismo.

Cuando nos transformamos, el mundo también lo hace. El secreto del mago es la alquimia, o sea transformar el sufrimiento y la ignorancia en felicidad e iluminación.

El orden y el caos son las dos caras de una misma realidad y la incertidumbre es el principio de la sabiduría.

El sentimiento de desequilibrio es inevitable cuando se busca la perfección.

La realidad es el reflejo de lo que esperamos y la atención produce orden en el caos.

Sólo se pierde lo que no es real, porque lo verdadero existirá siempre.

El amor es una fuerza de la naturaleza y se descubre en el desapego.

Más allá de todos los estados de conciencia que conocemos hay infinitos estados.

El mundo espiritual se manifiesta por medio de señales o coincidencias. Pero para el mago cada acontecimiento revela una nueva zona del alma.

Podemos ser eternos en el tiempo porque el tiempo forma parte de lo eterno y el ego y el Espíritu son inmortales.

Los magos no condenan al deseo, porque son las semillas que van a germinar.

Lo mejor para el mundo es convertirnos todos en magos.

Fuente: “El sendero del Mago”, Deepak Chopra, Ed. Norma, Agosto 1997.