Trascendente
La noción de trascendente es muy utilizada en filosofía, sobre todo en metafísica. La idea es que aparte del mundo (o la experiencia) inmanente, esto es, lo que llamaríamos el mundo real, en el que hay gatos, perros, sensación de dolor y cosas así, hay un orden de realidad fuera de lo que comúnmente llamamos real. Por ejemplo, cuando hablamos de un Dios creador del mundo, pero distinto de su creación, estamos postulando una entidad trascendente. Qué sea lo trascendente y qué papel desempeñe es algo que varía en cada época. En cualquier caso, la idea de trascendencia siempre ha tenido cierto componente místico. A continuación veremos un breve bosquejo de lo que se ha considerado trascendente en la historia de la filosofía.
Las ideas trascendentes de Platón
¿Cómo es posible que digamos de aquel hombre delgado y alto y de este otro bajito y gordo que ambos son hombres? Son distintos, sin embargo, a pesar de las apariencias, algo hay en ellos que los hace ser dos ejemplares del mismo tipo. Para Platón, el plano de la inmanencia era engañoso y había una dimensión trascendente, el mundo de las ideas, que era más real. Esta realidad trascendente era el fundamento de la realidad inmanente, las ideas. El hombre delgado y el gordo son ambos hombres porque, de alguna manera, participan de la idea de hombre, una realidad trascendente.
Las propiedades trascendentales
El platonismo se mezcló con el cristianismo. Y esta mezcla se mezcló a su vez, y con posterioridad, con el aristotelismo. Y producto de este explosivo cóctel filosófico se desarrolló durante el medioevo la teoría de los trascendentales. Según este punto de vista, existen seis propiedades trascendentales, es decir, seis propiedades que tiene el ser tomado en su generalidad, es decir, por el mero hecho de ser e independientemente de la entidad particular que sea. Como se diría vulgarmente, esto es una auténtica ida de olla. No obstante, hay que tener en cuenta que la mentalidad medieval impedía cosas tan básicas como la higiene, pues uno no debía quitarse la suciedad que Dios le había puesto. Sea como fuere, las propiedades trascendentales que se distinguieron en la Edad Media fueron las siguientes: algo (aliquid), bueno (bonum), cosa (res), ente (ens), uno (unum) y verdadero (verum).
Kant y el orden trascendental
Inmanuel Kant estableció que más allá de los objetos de nuestro conocimiento estaba el modo en que podíamos conocer esos objetos. Kant pensó que los objetos de nuestro conocimiento se formaban gracias a las estructuras cognoscitivas del sujeto que conoce. Es decir, los sentidos que organizan las intuiciones de la experiencia y las categorías o conceptos puros del entendimiento, que ordenan los conceptos para formular juicios. Así que para Kant lo trascendente son nuestras estructuras subjetivas que posibilitan el conocimiento.
La trascendencia es una cosa de la naturaleza humana
Un punto de vista que se ha hecho bastante popular en el siglo XX y que llega hasta nuestros días, es la idea según la cual lo trascendente es una dimensión humana. Es decir, no es que haya algo más allá del mundo que nos rodea o de nuestra experiencia o nuestro conocimiento. Más bien, la naturaleza humana nos lleva a buscar esta dimensión trascendente de la realidad, independientemente de que la haya o no.