Cuento Sufí – El Valle del Paraíso
Los cuentos del sufismo resaltan la belleza en lo místico y a veces en la magia y consideran a la belleza más poderosa que la lanza porque se propaga y crece.
El cuento “El valle del paraíso” relata la historia de Ahangar, un artesano forjador de metales que se distinguía tanto por su arte como por su habilidad para entonar bellas canciones.
Su voz era tan armoniosa que había alcanzado más celebridad como cantante que como artesano.
La canción más bella que lo identificaba era “El valle del paraíso”; y cuando le preguntaban por el bello lugar que describía, él contaba que lo había visitado una vez con el espíritu, más allá de las altas cumbres donde se podía divisar una niebla azul.
Hasan, un guerrero envidioso, que pretendía a la misma mujer que Ahangar, lo desafió a atreverse a llegar hasta allí; y si volvía sano y salvo se comprometía a renunciar al corazón de la bella Aisha.
Ahangar aceptó el reto y se encaminó decidido a cumplir la difícil misión.
Luego de atravesar cinco empinadas cumbres y de haber pasado por grandes peligros, llegó al Valle del Paraíso y pudo comprobar que era tal cual él lo había visto con su espíritu.
Se sintió más ligero y le pareció que el tiempo parecía detenerse; pero a las pocas horas decidió volver no sin antes recibir del pueblo que le había brindado una excelente bienvenida, una gema que le serviría para protegerlo.
La vuelta resultó mucho más fácil, porque como ya la había recorrido pudo sortear todas las dificultades con mayor destreza.
Pero a medida que iba llegando su cuerpo comenzó a envejecer velozmente, a tal punto que cuando llegó al pueblo tenía el aspecto de una persona de ciento cincuenta años.
Hasan, cuando se enteró que Ahangar había llegado, fue con todos a su cabaña para agasajarlo y para reconocer su derrota.
Cuando entró a su cabaña, pudo ver con espanto que Ahangar había vuelto hecho un anciano y estaba a punto de morir. Sin embargo, antes de partir, pudo hablar con la multitud que ansiaba saber sobre su viaje.
Les dijo que el Valle del paraíso era exactamente igual al valle donde ellos vivían y los habitantes eran la versión real de ellos mismos, porque ese valle y todos ellos, que parecían tan reales en este mundo, eran sólo una copia de aquel valle verdadero.
Cada acto que se realiza de este lado se reproduce allí y regresa según el daño o la virtud que haya provocado.
Los que han sido nobles se reencontrarán con ellos mismos en el valle del paraíso y el resto deberá continuar en el mundo hasta estar preparado.
Luego de estas palabras, Ahangar expiró, llevándose consigo a todos los seres nobles del valle incluyendo a Aisha; mientras Hasan y otros como él continuaron viviendo en este espacio y tiempo por mucho tiempo.
El sufismo es una forma de vida mística musulmana, un movimiento ascético, un modo de vivir con el objetivo final de unirse a Alá.
Los principios básicos del sufismo son:
– renuncia a todo lo de este mundo, tanto interior como exterior
– fe en Dios al extremo de anular cualquier iniciativa propia o voluntad personal.
Tuvo una gran difusión entre los siglos IX y XI por su gran flexibilidad que hacía posible su adaptación a cualquier otra filosofía o culto.
Propone lograr el amor y el conocimiento divino mediante la experiencia directa con Dios a través de senderos místicos, que otorgan el poder de experimentar el amor y la sabiduría divina, y de conocer la naturaleza de los hombres y de Dios.
Surgió en forma organizada en el Islam después de la muerte de Mahoma (632 d. de C.), entre los grupos que estaban desconformes con el islamismo ortodoxo.
Las prácticas más relevantes son la repetición del nombre de Dios o de frases del Corán, para lograr la liberación interior y llegar así a experimentar la realidad superior.
Los cuentos tienen el propósito de señalar qué es lo verdadero y qué es lo ilusorio.
Fuente: Cuentos del Sufismo, Selección de Guido Tavani, Editorial Quadrata, 2007.