Filosofía para Niños
Los niños son grandes filósofos, y aunque todavía son pequeños para la ciencia, podemos aprender de su inocencia.
Las preguntas que hacen los niños sobre los grandes misterios de la vida son las más difíciles de contestar.
¿Cómo hacer para explicar con palabras accesibles un cuestionamiento tan complejo, con temas que apenas podemos entender los adultos?
La mejor manera es contándoles cuentos.
Los cuentos para niños son profundamente filosóficos. Como en el teatro, se despliegan todas las situaciones humanas, las emociones, los conflictos, las tragedias, los valores, la ética, el significado de la vida, la felicidad, el dolor y la muerte.
Además de los cuentos, también podemos utilizar juegos y actividades lúdicas para enseñar filosofía a los niños. Los juegos de rol, por ejemplo, pueden ayudar a los niños a comprender conceptos abstractos como la justicia, la igualdad y la libertad. A través del juego, los niños pueden experimentar diferentes situaciones y tomar decisiones que reflejen su comprensión de estos conceptos.
El cuento de Cenicienta nos introduce en la realidad de alguien indefenso y solo en el mundo, que tiene que convivir con una madrastra malvada y sus dos hijas igualmente malas.
Sin embargo, la protagonista, a pesar de esas circunstancias tan desalentadoras, en lugar de caer en una depresión y morir de tristeza, se aviene a sus caprichos con solícito buen humor, demostrando su buena disposición al trabajo arduo e ignorando las humillaciones de la que es objeto.
La invitación a un baile en el palacio donde el príncipe elegirá a su futura esposa, produce el milagro de la aparición de su hada madrina, quien se encargará de proveerle la ropa adecuada y el carruaje para el traslado, pero con una condición: deberá regresar antes de las doce de la noche.
Cenicienta tiene la oportunidad de competir en la elección de una esposa para el príncipe, a pesar de la oposición de sus hermanas y madrastra; y baila con él, que al conocerla se enamora de ella.
A las doce de la noche Cenicienta recuerda la recomendación de su hada madrina y corre hacia su carruaje, perdiendo en la escalinata del palacio su pequeño zapato.
El príncipe, desolado, decide buscarla a través de toda la comarca, probando el zapato a todas las doncellas que la habitan para encontrar a Cenicienta.
Finalmente recupera a su amada, a pesar de las artimañas de sus hermanastras y madrastra para frustrar el encuentro.
El príncipe se casa con Cenicienta y viven felices muchos años.
Este cuento nos transmite valores a través del drama de una huérfana, que sometida a los caprichos de tres mujeres perversas, se ve conducida por la providencia a la cúspide del poder sin habérselo propuesto.
Al mismo tiempo permite a los niños vislumbrar la posibilidad de que la vida tiene el poder de brindarnos la posibilidad de ocuparse de nosotros en los momentos en que somos más vulnerables.
Aprenden a confiar en que el bien puede triunfar contra el mal, que el amor auténtico puede no tener prejuicios y que puede llegar solo, que los milagros no son imposibles cuando alguien es bueno y se entrega, que la aceptación del dolor termina con él, que la convicción firme lleva al triunfo, que las oportunidades son únicas y que hay que aprovecharlas y que es importante perdonar.
Además, los cuentos como el de Cenicienta nos permiten abrir un diálogo con los niños sobre estos temas. Podemos preguntarles qué piensan que significa ser bueno, qué creen que es el amor auténtico, cómo ven la relación entre el bien y el mal, entre otras cosas. De esta manera, los cuentos se convierten en una herramienta para enseñar filosofía a los niños de una manera accesible y significativa.
Por último, la filosofía para niños no solo se trata de enseñarles conceptos abstractos, sino también de ayudarles a desarrollar habilidades de pensamiento crítico. A través de la discusión y el análisis de los cuentos, los niños aprenden a razonar, a argumentar, a cuestionar y a reflexionar sobre sus propias ideas y las de los demás. En definitiva, la filosofía para niños es una excelente manera de fomentar el pensamiento crítico y la reflexión en los más pequeños.