El Epicureísmo
El Epicureísmo es una doctrina filosófica cuyo fundamento principal es el pensamiento del filósofo griego Epicuro.
La afirmación más relevante de esta doctrina y también la más polémica es que el mayor bien y el propósito de la vida es el placer.
En realidad se refiere más a los placeres del intelecto ya que considera que los placeres sensuales trastornan el espíritu.
Para Epicuro, una persona es feliz cuando puede controlar sus miedos, el miedo al futuro, al fin de la vida y a Dios. De modo que eliminar todos los miedos es el objetivo primordial de esta filosofía.
Epicuro pensaba que el universo era eterno y sin límites, constituido por cuerpos compuestos por átomos indivisibles y por espacio; y que el hombre puede percibir las formas y sus cualidades en función a la disposición que tienen estos átomos.
Epicuro se anticipó a Darwin con la idea de la selección natural, afirmando que la naturaleza origina distintos tipos de organismos y que solamente sobreviven aquellos que llegan a reproducirse y superarse.
La doctrina de Epicuro es esencialmente materialista desde el punto de vista psicológico ya que sostiene que las sensaciones son producidas por una sucesión de imágenes que dejan los cuerpos y que registran los sentidos.
Para Epicuro las sensaciones no engañan, es sólo la interpretación que hace el sujeto la que puede estar equivocada.
Con respecto al alma, ésta se encuentra en cada parte del cuerpo en forma de partículas de modo que cuando sobreviene la muerte tanto el cuerpo como el alma desaparecen por igual.
La ética de Epicuro prioriza la justicia, el equilibrio entre placer y sufrimiento y la honestidad; y la amistad para él es mejor que el amor, porque éste produce intranquilidad y desequilibrio.
La felicidad es lograr la tranquilidad mediante el control de si mismo, el desapego y la moderación.
Aunque Epicuro era materialista creía en que la voluntad era libre y que incluso hasta los mismos átomos eran libres y que podían actuar con absoluta espontaneidad.
Esta afirmación se asemeja notablemente a los conceptos de la mecánica cuántica sobre el principio de incertidumbre.
Epicuro aceptaba a los dioses como seres eternos pero no creía que pudieran influenciar en los humanos aunque gozaran contemplándonos.
La verdadera espiritualidad del hombre para Epicuro consiste a su vez, en contemplar a los dioses ideales.
El Epicureismo se desprestigió en virtud de la poca claridad que refieren sus conceptos sobre la oposición entre los principios morales y el hedonismo que aún hoy en día subsiste.
El gramático griego Apolodoro, los poetas romanos Horacio, y Lucrecio y el estadista Plinio fueron sus discípulos prominentes.
Sin embargo esta escuela quedó en el olvido por muchos siglos, siendo revivida recién en el siglo XVII en Francia por Pierre Gassendi.
Sigmund Freud también fundamenta su teoría en la doctrina de Epicuro con el concepto básico del principio de placer como motivación psicológica humana fundamental.
Otros seguidores aún hoy siguen siendo atraídos por el epicureísmo que consideran a esta doctrina como la ética más influyente de los últimos tiempos.