Discriminar
Según el diccionario discriminar significa separar, distinguir, diferenciar una cosa de otra, tratar a una persona o grupo de personas como seres inferiores, por razones raciales, políticas, religiosas, económicas, de edad, salud o condición.
La persona que discrimina adopta una actitud de superioridad frente a quienes no cumplen los requisitos que consideran indispensables para aceptarlos, como ascendencia, raza, religión, posición económica, postura política, presencia, condición social, salud y edad deseables, como amigos, parientes, vecinos, compañeros de estudios, de trabajo o simplemente como conciudadanos.
Los demás parámetros como el honor, la honradez, la humildad, la bondad, la decencia y todas las demás cualidades que hacen a una persona única, son simplemente ignoradas porque no se ven a simple vista y no sirven para clasificarlas.
La discriminación se da en todos los niveles, en las familias, en el trabajo, en las instituciones educativas, en la política, en los espectáculos, en los deportes, en las distintas clases sociales y hasta en las religiones.
El hombre tiende a clasificar y a dividir todo desde su punto de vista o desde el punto de vista del grupo con el que siente identificado, y al mismo tiempo pone todo su empeño para pertenecer al grupo que es como él.
En la familia se suelen discriminar a los amigos de los hijos, porque son pobres, porque no tienen auto, porque viven en otro barrio, por su color de piel, por la ropa que usa, por la religión y por la condición de su grupo familiar.
También discriminan cuando los hijos tienen novia o novio por la edad, condición social, nivel de educación, trabajo, si tienen hijos, si es separado, o divorciado, etc. Pero muchas veces el hecho de tener dinero puede tapar algunas condiciones consideradas insoslayables, porque el dinero tiene la capacidad de borrarlas.
En el trabajo se discrimina en la selección de personal cuando se exige “buena” presencia. ¿Qué significa tener buena presencia para una selectora de personal? Probablemente que el perfil se ajuste a la categoría de la empresa, que no desea tener personal de otra condición, aunque reúna todos los demás requisitos de idoneidad y competencia.
En algunas las instituciones educativas no permiten el ingreso a personas que consideran no convenientes y las rechazan con cualquier pretexto.
En los espectáculos prohíben la entrada de todo aquel que no se ajusta a las exigencias del lugar, ya que la casa se reserva el derecho de admisión.
Las distintas clases sociales también se discriminan entre si y también se discrimina a la gente por su compromiso con ideas políticas.
Hasta no hace mucho tiempo algunas religiones prohibían el acceso a lugares de culto que no fueran los propios y también los casamientos con personas de otras religiones.
El caso es que la tendencia a discriminar ya la llevamos en los genes y es muy difícil deshacerse de ella, porque en el fondo todos lo hacemos de algún modo, casi sin darnos cuenta.
El creer que uno es superior y que hay personas o cosas mejores que otras, según una apreciación personal o colectiva, sin tener en cuenta que las personas y las cosas también pueden ser diferentes y no por eso deben ser descalificadas, mantiene la dualidad del mundo en lindos y feo, buenos y malos, ricos y pobres, inteligentes e ignorantes, jóvenes y viejos, saludables y enfermos, a la moda o fuera de onda.