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Bases Orgánicas de la Moral

Publicado por Malena

Bases orgánicas de la moral

Hace dos años, el neurobiólogo francés Jean Decety, realizó estudios científicos sobre el funcionamiento del cerebro de adolescentes con problemas de conducta, que demostraron, que si se les mostraba videos de personas golpeadas se les activaban regiones cerebrales relacionadas con la empatía, pero también las de los centros del placer.

La vida en sociedad exige el cumplimiento de normas morales, aprender a respetarse, a cultivar la sensibilidad para ayudar a los que tienen dificultades, a fomentar el sentido de la ética; todo esto principalmente para poder convivir y no terminar aniquilándose unos a otros.

Las neurociencias están tratando de descubrir los mecanismos cerebrales que intervienen en las relaciones sociales y familiares para intentar comprender hasta qué punto influye el otro en los pensamientos, sensaciones y en el comportamiento general de un ser humano.

Para llegar a esto se estudian las expresiones faciales, el procesamiento de las emociones y la capacidad de aceptar que todas las personas pueden tener creencias y deseos diferentes; porque el respeto por las distintas formas de pensar es fundamental para vivir en sociedad y para transmitírselo a generaciones futuras.

Aparentemente las bases neurológicas de estos procesos que aún no se conocen del todo, no se concentran en una sola área del cerebro sino que abarcan varias zonas que actúan en forma integrada.

De modo que no existe una región cerebral que corresponda a la moral, sino que cualquier proceso cognitivo requiere la armónica función de distintas clases de conocimiento que se procesan en forma conjunta.

Existen evidencias concretas de la participación cerebral en los comportamientos. Por ejemplo en los casos de personas afectadas por traumas que dañaron su córtex prefrontal, que muestran un déficit en su conducta relacionada con el orgullo, la vergüenza y el arrepentimiento y en otras zonas que afectan la intencionalidad.

En personas sanas se puede observar que el altruismo activa los mismos circuitos cerebrales que ganar dinero, lo que sugiere que ganar dinero y donarlo se relaciona con respuestas tendientes a mantener la cohesión social.

La conducta moral requiere en primer lugar de la capacidad de empatía, o sea poder tener en cuenta a los demás, además de pensar en uno mismo.

La empatía se puede considerar el fundamento de la cohesión social y es la que nos lleva a tener una conducta moral, recurso que debe saber regularse ya que puede llegar a agotar emocionalmente.

La empatía es la capacidad de poder compartir y valorar lo que siente el otro; y cuando se centra en los demás se convierte en compasión, aunque también puede llevar a actuar con crueldad.

La empatía es una característica que compartimos con los demás animales mamíferos desde que nacemos y que se puede comprobar en los recién nacidos cuando lloran todos a la vez.

El llanto y el dolor fundamentan y motivan la capacidad de cohesión social, ya que nos entristecemos cuando vemos sufrir a las personas que amamos.

Sin embargo la empatía no siempre nos conduce a actuar, ya que se activan circuitos del cerebro relacionados con el peligro que es la que produce una reacción de huida o evitación.

Siendo el cerebro un órgano sumamente plástico, tanto la empatía como la moral puede sufrir cambios en función de las experiencias tempranas, la cultura y la educación.

Por ejemplo, el abuso social y el abandono pueden modificar las conexiones cerebrales de un niño y en lugar de generosidad puede sentir la necesidad de supervivencia o dominio; y los ambientes de violencia forman conexiones nerviosas vinculadas con las reacciones violentas.

Fuente: Simposio Internacional de Neurociencias Cognitivas y Neuropsiquiatría organizado en Buenos Aires, por el Instituto de Neurociencias Cognitivas (Ineco). Noviembre 2009