La Flexibilidad según el Dalai Lama
Desde los cinco años, el Dalai Lama es el líder espiritual de la comunidad tibetana y a los quince pasó a ser jefe del estado del Tibet. Desde 1959 vive en la India, luego de la cruenta invasión china que sufrió su país.
Los esfuerzos realizados por el Dalai Lama para lograr una solución pacífica a la situación del Tibet y su permanente llamamiento a la paz y fraternidad de los pueblos y el respeto por las creencias, lo hicieron acreedor a gran cantidad de premios, entre ellos el Nóbel de la Paz en el año 1989.
Sobre la flexibilidad, el Dalai Lama nos dice que el pensamiento flexible es el primer paso para cambiar de perspectiva y poder adoptar un punto de vista más amplio; los problemas se pueden evaluar desde varios ángulos y se puede ser más objetivo.
Desarrollar una mente flexible para este líder religioso, no es una opción; sino una cuestión de supervivencia.
La evolución de las especies nos enseña que sólo las más flexibles fueron las que se adaptaron y las que han podido sobrevivir, avanzar y superar la hostilidad del ambiente.
En la actualidad, los cambios son aún son rápidos e inesperados y muchas veces catastróficos.
Una mente flexible puede ver con más claridad tanto los aspectos externos como los internos y contar con más recursos para atemperarlos.
Una mente estrecha y rígida se caracteriza por el temor y la falta de visión global de las cosas, en cambio la flexibilidad ayuda a mantener la presencia de ánimo aún en las peores circunstancias.
El espíritu humano parece no tener fronteras cuando adquiere la capacidad de ampliar su horizonte.
La mente flexible es capaz de ver las razones de los otros, aunque sean totalmente opuestas y eso no significa no tener convicciones propias.
Ser flexible y adaptarse a las circunstancias, no representa blandura ni quiere decir cambiar de postura o adoptar otras ideas o creencias que no compartimos. Significa aprender de la diversidad, porque nadie en particular es dueño de la verdad.
El Dalai Lama parece haber conciliado la aparente contradicción entre la flexibilidad y la defensa de nuestras propias convicciones, reduciendo su sistema de creencias a solamente algunas verdades fundamentales, que en general todos comparten que son:
Él es un ser humano que desea ser feliz y que no quiere sufrir; y existen otros seres humanos que también quieren ser felices y no quieren sufrir.
Al centrarnos en los valores que todos compartimos creamos un sentimiento de unión que lleva a creer en el valor de la compasión y el altruismo.
La flexibilidad en la vida no sólo ayuda a resolver problemas sino que permite además recuperar el equilibrio.
Una vida equilibrada es la que evita los extremos tanto en el aspecto físico, como en el mental y el emocional.
Cuando estamos demasiado orgullosos de nosotros mismos lo mejor es no olvidar nuestros antiguos momentos de incertidumbre, para no caer en la arrogancia y la soberbia; y cuando nos sentimos abrumados por los desaciertos es importante dejar lugar para la esperanza.
El que busca los extremos guarda dentro de si mismo un sentimiento de descontento, además de tener un estrecho punto de vista, porque no puede ver la consecuencia de sus actos y tampoco tiene responsabilidad para hacerse cargo.
La visión estrecha y rígida conduce al extremismo, porque considera que sólo existe una forma de pensar, una sola creencia, una sola religión: la suya.
Fuente: “El arte de la felicidad”, Dalai Lama con Howard C. Cutler, M.D., médico psiquiatra.