El Amor y el Agradecimiento
El amor es la capacidad de salir de uno mismo y poder pensar en el otro y el amor a uno mismo es indispensable para poder respetarnos y saber apreciar todo lo que somos, dónde estamos y todo lo que tenemos.
El amor a la vida tal cual es, sin juicio ni crítica es una fuente de sabiduría y de inagotable alegría, por el sólo hecho de estar vivos.
Es el goce por la belleza de la naturaleza y por todo lo que nos rodea; es el sentimiento hacia otra persona; es el descubrimiento de cosas nuevas, es el conocimiento de las maravillas del mundo, es la capacidad, la inteligencia y la creatividad de nuestra mente, el funcionamiento del cuerpo, el aire que respiramos, el mar, lo que sentimos por los animales, es la exhuberancia de las plantas y la generosidad de los árboles.
Es todo el cosmos y su armonioso funcionamiento, porque el amor está en todos lados y también en cada ser humano.
El amor es el origen de la vida, y si tenemos capacidad de amar tendremos hijos felices, nos llevaremos bien con nuestros padres, con nuestros hermanos y amigos. Tendremos alta la autoestima, menos preocupaciones y menos miedo, y más confianza para desarrollar nuestro potencial, crecer y cumplir nuestros propósitos.
El agradecimiento nos hace poderosos porque hace posible que reconozcamos el valor de las cosas y principalmente de nosotros mismos.
Agradecimiento por todo, por nuestra salud, por nuestra familia y amigos, por los alimentos que podemos disfrutar, por las comodidades que gozamos, por el agua, por el sol, por la lluvia, por la casa en que vivimos, por la luz eléctrica, por el gas, por el teléfono, la calefacción y el aire acondicionado, por el auto que manejamos, por la computadora y por nuestro trabajo.
Qué poco nos acordamos de agradecer porque todo lo damos por hecho; sin embargo dar gracias es abrir la puerta para que entre la abundancia.
Si todos los días tuviéramos conciencia de lo felices que podríamos ser agradeciendo el servicio que tantas personas nos prestan, no nos quedaría tiempo para lamentarnos de nada.
Porque agradecer es amar, es retribuir con el reconocimiento sincero de valorar lo que recibimos con alegría y respeto.
El hombre puede transformar la naturaleza y esa posibilidad condiciona su mente, que se ha vuelto tan arrogante y pretenciosa como para juzgar a la realidad comparándola con sus ideas.
En el universo de las ideas no hay lugar para el amor, porque todo es racionalidad sin emoción, porque es un mundo virtual que no siente sino que razona.
Es el culto a la individualidad, que está separada y aislada y que solo puede conectarse a través de una máquina.
Si no hay amor, no hay unión, hay soledad y división, tristeza y frustración, intento de perfeccionismo y permanente insatisfacción.
Si no hay amor tampoco hay agradecimiento, queda solo el vacío interior y el miedo.
Gracias por la niñez, por la juventud, por la madurez y por la vejez; porque avanzar es la verdadera meta, seguir adelante, no estancarse ni bloquearse, porque todo lo que ocurre tiene un significado y un por qué.
Creer es amor y el amor crea equilibrio, orden, continuidad y paz.
El hombre es un ser que tiene la capacidad de trascender sus limitaciones y el amor es lo que lo hace posible.
Gracias al amor yo soy.