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Juicio estético

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Un juicio estético es un juicio mediante el cual atribuimos una cualidad estética a un objeto, sea este del tipo que sea. Esto quiere decir que podemos juzgar estéticamente cualquier tipo de objeto, aunque no sea una obra de arte. Y, del mismo modo, no todo lo que decimos acerca de las obras de arte cae bajo la categoría de juicio estético. En este sentido, el punto de partida para la consideración de los juicios estéticos es la Crítica del juicio (1790), de Inmanuel Kant (1724-1804). Es el punto de vista de Kant el que vamos a seguir para nuestra exposición.

juicio estético

Caricatura de Inmanuel Kant apoyado sobre su obra cumbre, la «Crítica de la razón pura».

Desde el punto de vista de Kant el juicio estético puede ser distinguido de otros tipos de juicios, tales como los juicios sintéticos a priori, los juicios analíticos, el juicio teleológico, el juicio moral, etc. Se tratan de juicios que, al igual que las expresiones de placer, tienen su base en una experiencia placentera o de disgusto. Sin embargo, a diferencia de las expresiones de placer, no se contentan únicamente con expresar el placer o el disgusto, sino que trata de ir más allá. En efecto, un juicio estético es un juicio de base subjetiva que se hace con pretensión de universalidad. Desde esta perspectiva, un juicio estético va más allá de la mera expresión de preferencias personales. De este modo, si yo digo

(1) Cien años de soledad es una bella obra literaria

no solo baso mi juicio en mi experiencia placentera producida por Cien años de soledad, sino que también pretendo que todo el mundo esté de acuerdo con (1). O, como hemos dicho, en la medida en que podamos considerar a (1) un juicio estético, (1) tiene pretensión de universalidad.

Ahora bien, ¿cuenta para Kant lo que nos causa placer por mediación de algún interés? Es decir, que la experiencia de placer en la que basamos nuestro juicio no depende del objeto mismo sobre el que juzgamos, sino de algo ajeno al objeto. Por ejemplo, si digo (1) porque cada vez que leo el libro me encuentro 100 euros en la cartera, entonces no podemos decir que (1) sea un juicio estético, ya que el placer en el que me baso para hacer tal juicio no viene de la obra en sí, sino del hecho ajeno a ella de que cada vez que la leo soy 100 euros más rico. En este sentido, Kant le hace un corte de manga a la tradición que le precede e inicia un nuevo camino. En efecto, con su teoría acerca del juicio estético rompe la ecuación iniciada por Platón, según la cual lo bueno es verdadero y bello, lo bello verdadero y bueno y lo verdadero bello y bueno. Por un lado, la belleza nada tiene que ver con la bondad. Por otro, el juicio estético no aporta conocimiento de los objetos.

Aunque la teoría más importante es la kantiana, que marca un antes y un después, lo cierto es que han habido otras concepciones diferentes en algunos aspectos. Desde cierta perspectiva se ha considerado que el juicio estético sí que aporta conocimiento acerca de su objeto. Otros puntos de vista le han dado mayor peso al aspecto subjetivo de los juicios estéticos.