El Ser Nacional
Qué es lo genuino que nos distingue como argentinos.
Nuestro país es nuevo y único, crisol de razas que aún permanece con los brazos abiertos para cobijar a quien desee adoptarlo como hogar propio.
La generosidad es su característica esencial cualidad que mitiga en gran parte sus flaquezas.
País nuevo porque recién en 1492 Cristóbal Colón descubrió América, fue colonia por más de trescientos años y recién en 1816 se independizó de España.
Esa mezcla de nativos indígenas con españoles son los gauchos, eternizados por José Hernández en su poema cumbre «Martín Fierro».
La población nativa fue diezmada por las enfermedades que trajeron los españoles y por la codicia de muchos que lograron cumplir sus intenciones, sólo quedaron unos pocos para enfrentar a los conquistadores.
El gaucho, según el diccionario, es el jinete nómada de la Pampa argentina y uruguaya, cuya identidad perdura en el folclore, como el héroe, caracterizado por su rudeza y desafío a las leyes.
En un principio los gauchos argentinos se dedicaban a arrear caballos y el ganado que se encontraba pastoreando libremente en la vasta zona del este de los Andes.
Posteriormente lucharon en los ejércitos que se enfrentaban contra el régimen colonial español y luego con los caudillos que se disputaban el poder después de la independencia.
La figura del gaucho argentino nutrió la literatura argentina y uruguaya dando origen a la temática gauchesca, género que forma parte de la tradición cultural latinoamericana.
El gaucho argentino, está fielmente descrito en el poema de José Hernández, mundialmente conocido, y que fue traducido a la mayoría de los idiomas.
Esta obra, profundiza sobre la tragedia de la vida, sobre la muerte, la falta de libertad y justicia, en una época y en una zona del país donde las libertades individuales no existían.
La pobreza es el fantasma que está siempre presente en la vida de Martín Fierro, como un símbolo y la adversidad se presenta cuando es reclutado para servir al ejército en su lucha contra los indígenas, siendo obligado a abandonar a su familia.
Pero Fierro se rebela y huye abandonado el fortín con un compañero de batalla, el Sargento Cruz, convirtiéndose en un desertor perseguido por la justicia.
Ambos deciden vivir con los indios con la esperanza de una vida mejor, representando esta circunstancia una protesta contra el modo de civilización europea de fines del siglo XIX.
Posteriormente José Hernandez escribe “La Vuelta de Martín Fierro” con una perspectiva distinta que propone la adaptación del gaucho a la sociedad y es entonces cuando el protagonista logra reunirse con sus hijos sacrificando su independencia.
Este poema, de características épicas, ha influenciado el inconsciente colectivo de los argentinos aunque no hayan leído este poema, porque dicen que Fierro realmente existió, como muchos otros gauchos como él y como también existió Don Segundo Sombra; aunque el nombre de Martín Fierro haya sido muy común para esa época y pudo haberse tratado de otro con el mismo nombre.
El gaucho había heredado el afán de la libertad sin límites de los indios y su mismo sentimiento de rebeldía propio de los nativos, acostumbrados a vivir sin frenos de ninguna clase.
La parte española del gaucho correspondía a singulares personajes aventureros que se arriesgaban por estas tierras, sin familia, con el único afán de hacer buen dinero.
Después vinieron las inmigraciones europeas, principalmente de italianos y españoles que huían de la guerra, trayendo una filosofía de la vida más estoica.
Pero las bases ya estaban dadas para que las generaciones posteriores adquirieran el mismo carácter independiente y heroico de Martín Fierro, convertido en un emblema de la argentinidad.
Pero muchos también se identificaron con su resentimiento, con su dificultad para cumplir con la ley y para aceptar las reglas civilizadas, con su necesidad de vivir su independencia a toda costa, y con su incapacidad para empezar de nuevo a pesar de todo.
