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Ética a Nicómaco, de Aristóteles

Publicado por Malena

Una de las obras más profundas de Aristóteles es la Etica a Nicómaco dirigida a su hijo. En ella, Aristóteles no solo aborda temas de ética y moral, sino que también se adentra en la psicología humana, la política y la sociología.

En esta obra, Aristóteles refleja su idea de que la felicidad y el bien, o sea, la satisfacción del espíritu, es el propósito de toda actividad humana; que nunca debe estar en contra de la felicidad y el bien del prójimo. Esta noción de la felicidad como el fin último de la vida humana es una de las contribuciones más significativas de Aristóteles a la filosofía moral.

Además, Aristóteles hace un elogio de la virtud, defiende la libertad de elección, se opone a todo mal e intenta la búsqueda del justo medio. Este concepto del «justo medio» es central en su ética, ya que sostiene que la virtud se encuentra en el equilibrio entre los extremos de exceso y defecto.

Alaba la honestidad, la templanza y la magnanimidad, la inteligencia y el amor por el estudio, y condena al saber como instrumento de poder o coacción; considerando a la ciencia y el arte como medios para perfeccionarse.

La ética, o sea la costumbre, el hábito, debe estar dirigida a cultivar la amistad, que él designa con el término philia, que significa amor; porque el hombre bueno es un bien para su amigo y también para sí mismo. Aristóteles ve la amistad no solo como un componente esencial de una vida buena, sino también como una virtud en sí misma.

Los verdaderos amigos tienen que tener sentimientos de benevolencia mutuos. Cuando se ama solamente por interés, para obtener algún beneficio, se busca evidentemente en el fondo el propio bien personal y cuando se ama por placer sólo se busca el placer. En estos dos casos no se ama a la persona por lo que ella es sino por el placer o por la utilidad que proporciona.

Este tipo de amistad no dura mucho porque termina cuando desaparece la causa que la había provocado. El placer parece ser lo único que inspira las amistades de los jóvenes, porque viven dominados por la pasión. Con el tiempo, los placeres cambian, de manera que cuando la amistad se basa en el placer inmediato, cesa del mismo modo.

Por esta razón la amistad perfecta solamente es la de los virtuosos que se parecen por su virtud y son buenos y agradables entre ellos; porque la virtud es algo sólido y durable. Amistades tan nobles son realmente bastante raras, porque además, estos vínculos necesitan tiempo y hábito y haberse establecido entre ellos una confianza recíproca.

Los amantes ligados por placer difícilmente permanecen unidos cuando pasa la edad de la belleza física, porque ya no pueden sacar provecho de esa amistad. Solamente las personas buenas pueden hacer amigos por sus amigos mismos, porque los que no son buenos no pueden amar si no tienen beneficios.

La calumnia de un hombre bueno no puede creerse fácilmente, porque se trata de alguien que desde hace mucho tiempo tiene cualidades estimables propias de la amistad verdadera, en tanto que el que no es bueno puede ser víctima de ella.

Las amistades por interés o por placer no unen los corazones pero puede unir a personas que tienen esos motivos semejantes, mercaderes o amantes por ejemplo, con los mismos objetivos.

Por lo general, los ancianos y las personas extravagantes, excéntricas o melancólicas, no sienten inclinación por la amistad porque no sienten placer en ello, y porque están casi siempre malhumorados, a diferencia de los jóvenes que siempre se hacen amigos en todas partes.

La verdadera amistad, para Aristóteles no excede más de una persona, porque es muy difícil que muchas personas agraden a la vez a muchos en forma virtuosa o encontrar a muchos con una perfecta conformidad de carácter, en tanto que por interés podemos tener muchos amigos.

Sin embargo, los jóvenes pueden tener muchos amigos agradables y placenteros pero no verdaderos, porque tienen afinidades, los mismos intereses y se divierten con las mismas cosas. Los ricos buscan amigos que les resulten agradables y los pobres buscan a los ricos por interés.

Cuando se ocupa un cargo de elevada jerarquía se tienen amigos de muy distintas clases, por lo general amigos útiles y amigos agradables, amigos dóciles y amables o hábiles y dispuestos a hacer lo que ellos digan.

Jamás un hombre virtuoso que además sea útil y agradable se une a alguien que lo supera en posición, a menos que él lo pueda superar de otra manera.

Fuente: “Ética a Nicómaco”; Aristóteles