Aristóteles, el amor, la amistad, la sociedad
Los hombres, en su mayoría, motivados por una especie de ambición, prefieren ser amados más que amar ellos mismos. Por esta razón les agradan los aduladores, que son los que les hacen creer que son superiores.
Ser amado se puede decir que también significa ser estimado, que es lo que quieren generalmente casi todos los hombres.
La estimación tiene el valor de poder conseguir algo de una persona cuando el que la estima lo necesita y le otorga la esperanza contar con ese beneficio, más aún en el caso de que se trata de hombres de bien, que tienen bien afianzada esa opinión.
El reconocimiento de nuestra virtud nos hace sentir bien, porque creemos en la palabra de esos hombres y nos hacen sentir afecto por ellos más que estimación y además sentirnos amigos no por interés sino sólo por el hecho de serlos.
La amistad consiste más en amar que en ser amado; por ejemplo: las madres que sienten el placer de amar a sus hijos sin necesitar esperar nada de ellos y alegrándose sólo de verlos crecer felices y contentos.
Amar entonces es la virtud de los amigos y esta amistad será duradera y sólida mientras ambos tengan el mismo mérito.
Aunque sean personas diferentes, la misma estimación que se tienen los hace iguales, principalmente en la virtud, que no les permite pedirse mutuamente servicios difíciles de llevar a cabo o vergonzosos para ambos; sino por el contrario, evitan incomodarse uno a otro cometiendo faltas.
Los amigos que se vinculan por un interés pasajero o por un placer ocasional, suelen ser amigos durante el tiempo en que puedan sacar provecho de esa relación.
Esas amistades, por lo general, surgen del contraste, por ejemplo, entre pobres y el ricos, sabios e ignorantes, etc.; porque el que carece de esos bienes está dispuesto a cualquier cosa con tal de obtenerlos.
A veces, algunos amantes se comportan en forma ridícula pretendiendo ser amados como ellos aman, aunque no lo merezcan. La amistad y la justicia van de la mano en todo lo que se relaciona con una relación o una asociación y el derecho también.
Las injusticias son muy importantes y afectan mucho a los amigos íntimos. Siempre va a ser más grave despojar de sus bienes a un amigo que a alguien que no se conoce, o abandonar a un familiar que olvidarse de un extraño, o pegarle al padre que a cualquier otra persona.
Las sociedades particulares son parte de la asociación política, las cuales se comportan igual, se establecen para el bien común y además cada uno individualmente puede aprovechar lo que le es útil.
Un verdadero gobernante tiene todo y no necesita nada, por lo tanto reina para el interés de sus súbditos. En cambio un tirano busca solo su interés personal.
Un reinado se puede convertir en una tiranía cuando se corrompe.
Lo mismo pasa con un padre con sus hijos, que los puede considerar sus esclavos cuando su poder es tiránico y privarle a los hijos de sus necesidades; o amarlos y cuidarlos cuando tiene la dignidad de un padre y sus hijos obtener lo que necesitan; así como también en la relación esposo esposa, cuando el hombre desea decidir todo sin excepción ignorando a su cónyuge, resulta un tirano, y cuando tiene dignidad y respeto por su esposa, ella recibe con beneplácito ese trato que necesita y que la enaltece y él es alguien digno de ser amado y respetado.
Fuente: «Aristóteles, Vida, pensamiento y obra», Colección Grandes Pensadores, Ediciones Planeta DeAgostini, 2007