Tipos de derechos
Según la teoría, sobre todo desde el escrito de Marshall, existen tres clases de derechos de ciudadanía: civil, política y social. Cada una de ellas va dirigida a una de las diversas facetas que definen al ciudadano, con diverso énfasis dependiendo de la teoría política a la que podamos adscribirnos. Así, cierta clase de liberales, pretenden anular el último tipo de derecho (el social) rebajándolo e incluso asegurando su posibilidad. Pero antes de entrar en el debate, describamos someramente cada clase de derechos.
A. Derechos civiles: Vienen definidos por las libertades de conciencia, movimiento, etc. Son típicamente liberales, y pretenden ser los primeros en surgir.
B. Derechos políticos: Tienen que ver con la posibilidad de participar en unas elecciones tanto como votante como persona electa. Es decir, se relacionan con la actividad política del ciudadano.
C. Derechos sociales: De las tres, sin duda alguna son los más puestos en duda. El derecho a la sanidad o la educación son ejemplos paradigmáticos de lo que significan. Y al contrario que a los anteriores, se les considera costosos y, en muchas ocasiones, inasumibles.
Todos los derechos cuestan dinero
La gran crítica que se les hace a la última clase de derechos expuesta anteriormente es su coste. Desde esta perspectiva, se asegura que a diferencia de sus “hermanos” hay que pagar por ellos. Para tener libertad de pensamiento o propiedad privada, sólo hace falta que nadie se entrometa (y con nadie también nos referimos al Estado, claro). Lo mismo podemos decir de la libertad de movimiento o del derecho a participar en unas elecciones. Sin embargo, a nada que analicemos un poco la situación, descubriremos que es una falacia. Todos los derechos cuestan dinero, como aseguran Stephen Holmes y Cass R. Sustein en su El costo de los derechos. Por qué la libertad depende de los impuestos.
Para que yo tenga propiedad privada tiene que existir un cuerpo policial que me proteja, lo mismo que para cualquier otro tipo de libertad. Para que tenga vigencia un contrato firmado por mí con otra persona, tiene que existir un sistema judicial que imponga sanciones en caso de incumplimiento, etc., y todo eso cuesta dinero, y mucho. Mantener un ejército, un cuerpo policial y judicial es muy costoso en términos económicos. Lo mismo que convocar unas elecciones también supone un coste importante de dinero. Así que asumir que hay derechos que no cuestan dinero mientras otros son costosos parece un error basado en un análisis equivocado de la realidad.
De igual forma, para tener libertad de movimiento las calles tienes que estar en buen estado. Por ejemplo, sin aceras rebajadas una persona que se desplaza en silla de ruedas no tendrá libertad de movimiento; lo mismo sucederá con una persona con alguna deficiencia visual severa si no hay semáforos sonoros y aceras rugosas para que sepa dónde acaba la acera y comienza la carretera. Tampoco será dicha persona libre de votar si no existen papeletas electorales en braille.
Si la falta de financiación provoca que un derecho se conculque o que no se defienda de manera eficiente, está claro que es una muestra evidente de que dicho derecho tiene un coste económico. Así, tanto los civiles como los políticos y sociales, cuestan dinero.
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