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La Filosofía del Dr.House

Publicado por Malena

la filosofía del Dr.House

Varios filósofos destacados decidieron escribir un libro sobre este singular personaje de la serie de televisión norteamericana del mismo nombre, que ya está alcanzando la séptima temporada en pantalla; y aunque no lo leí, me inspiró para escribir este artículo.

Estos filósofos hacen un análisis de la cosmovisión de este personaje a la luz del pensamiento de los filósofos más destacados, a partir del comportamiento tanto personal como profesional que muestra House en los distintos episodios.

Veo la serie que se emite todos los días desde este año y me alcanza para entender su forma de pensar que intentaré compartir con ustedes.

Su perspectiva de la vida y sus valores se pueden rescatar observando su comportamiento consigo mismo; su manera de relacionarse en el trabajo; su actitud hacia la autoridad; la forma de asumir su tarea de médico especialista en diagnósticos y su trato con los pacientes.

Para House la vida es una pasión inútil, todas las personas mienten y son incapaces de relacionarse en forma auténtica y sincera, porque están condicionadas por los convencionalismos sociales, por su necesidad de que los quieran y para satisfacer las expectativas de los demás y no las propias, condenándose a vivir por ese motivo con resentimiento.

Las personas, para House, no quieren enfrentar la verdad ni ver la realidad tal cual es. Inventan un mundo propio y sufren porque no coincide con el mundo real en que viven. No aceptan la muerte aunque sea inevitable y la niegan como si no formara parte de la vida. Se mienten a si mismos y prefieren que los demás también les mientan porque no pueden tolerar la vida como es.

Él busca nada más que la verdad y su trabajo como especialista en diagnósticos expresa esa necesidad, porque lo obliga a indagar y descubrir cuál es la enfermedad a partir del intrincado síndrome de alta complejidad que presenta cada uno de sus pacientes.

Para él no es importante qué es lo que éstos sienten emocionalmente, sólo le interesa encontrar la droga capaz de curarlos, aunque también exista la posibilidad de que los mate; porque lo importante no es si viven o mueren, sino identificar el mal y erradicarlo.

Freud diría que su relación con Wilson, que se puede considerar su único amigo, como lo era el personaje de Watson para Sherlock Holmes, está revelando una tendencia homosexual latente, que se puede comprobar por los celos que le inspiran las mujeres que se vinculan con su amigo, incluso una antigua pareja de él; haciendo lo imposible para ahuyentarlas de su lado en forma solapada o abiertamente si es necesario, siempre con la excusa de proteger a su amigo de si mismo.

Su adicción al vicodin, un calmante del que abusa y a la que es adicto, con la excusa de calmar un dolor crónico que padece en una pierna; el desprecio que siente por si mismo y su forma de relacionarse ambivalente y simbiótica, revela su tendencia depresiva, que desde el punto de vista freudiano significa una fijación inconsciente debido a un trauma infantil en la etapa oral de su desarrollo psicosexual.

Su comportamiento es sadomasoquista, porque se complace en hacer sufrir a los demás, ya que no le importan sus reacciones frente a la verdad desnuda que no tiene ningún reparo en mostrarles.

Se enorgullece de ser racional y no mostrar emociones, pero vive con el vicodim, que es su amortiguador permanente que es el que le permite no sentirse afectado.

House cree que el hombre tiene que ser perfecto, íntegro y auténtico, pero que no puede porque la sociedad lo condena a vivir en la mentira.

Desde mi punto de vista, creo que el hombre nunca será perfecto, porque sólo puede ser perfectible, un ser inacabado, que solo puede aspirar a la perfección sin llegar nunca a alcanzarla.

La intransigencia de House lo hace incomprensible, excéntrico, egoísta e incapaz de establecer un vínculo afectivo porque supone que deberá transar para mantenerlo y no quiere; de manera que su destino será seguir siendo un hombre amargado y solitario.