Objetividad
Cada vez más se oye y se lee (sobre todo en Internet) que la objetividad no existe o no es posible. La idea es que hablar con objetividad, ser objetivo, viene a ser algo así como considerar las cosas poniendo entre paréntesis nuestras propias creencias, intereses, ideas, etc. Es decir, todo aquello que cae bajo la esfera de lo subjetivo. Pero resulta que, como todo punto de vista es el punto de vista de un sujeto, no puede haber un punto de vista objetivo, porque este sería el de un dios o el punto de vista de nadie. Sin embargo, en mi opinión, esta idea se basa en una confusión con respecto a lo que es la objetividad. Tal y como yo lo veo, la objetividad más que una cualidad de una opinión, enunciado o punto de vista, de los que decimos que son objetivos, es una actitud hacia los hechos.
Hechos y objetividad
Es un hecho que mi perra duerme en estos momentos, que hay un coche negro aparcado frente a mi ventana, que la Tierra gira alrededor del Sol, etc. Además de los hechos, nosotros, los seres parlantes, hablamos de los hechos. Por ejemplo, al decir que Colón arribó al continente americano en 1492, aunque este no lo descubrió porque ya estaba habitado y los vikingos llegaron diez siglos antes a las costas de Nueva Escocia y Nueva Brunswick (y le pusieron de nombre Vinland), estoy teniendo una actitud fiel a los hechos y a esta actitud fiel a los hechos es a lo que estaría llamando objetividad. Si por el contrario dijera que Colón descubrió América, estaría siendo poco fiel a los hechos. Si además tenemos en cuenta que soy español y que el descubrimiento de América se considera un logro español, sobre todo por muchos españoles, entonces es evidente que mi actitud hacia los hechos es subjetiva, pues estaría nublada por un sentimiento patrio.
La expresión de la objetividad
Comprender la objetividad en términos de una actitud de fidelidad hacia los hechos nos hará libres y sabios. Aparte de esto, lo que hay que destacar aquí es lo siguiente: en nuestro anterior ejemplo de Cristobal Colón podemos ver como la objetividad y la subjetividad, en la medida en que son actitudes de un sujeto definidas en términos de fidelidad o infidelidad hacia los hechos, pueden manifestarse en los enunciados a través de los cuales tratamos de retratar la realidad. Veamos nuestros ejemplos anteriores de nuevo:
(1) Cristobal Colón arribó a América en 1492.
(2) Cristobal Colón descubrió América en 1492.
La actitud hacia los hechos de quien emite (1) es completamente distinta a la actitud que tiene quien emite (2). Y la información que tenemos sobre los hechos y sobre los hablantes que emiten (1) y (2) es la que nos puede ayudar a discernir entre las actitudes que estos hablantes tienen hacia los hechos, entre otras cosas, gracias a que la objetividad y la subjetividad se pueden manifestar a través de nuestras expresiones.
Objetividad y fidelidad con los hechos
Lo que muestran (1) y (2) es que se puede ser más o menos fiel al describir los hechos, poniendo de manifiesto que es posible que seamos más o menos fieles hacia ellos. Por ello, entender la objetividad como una actitud de fidelidad hacia los hechos no nos obliga a erradicar esta útil noción.