La Estética según Hegel
El objeto de la estética es lo bello y su dominio es el arte.
Las obras de arte son producto del espíritu humano y por ende son más bellas que las bellezas de la naturaleza, que son imperfectas, reflejo de la belleza del espíritu verdadero; porque si el espíritu es el Ser verdadero, lo bello es bello en cuanto es creado por él.
Las bellas artes no son dignas de ser tratadas en forma científica porque por su naturaleza no pueden someterse a los rigurosos procedimientos de la ciencia.
El arte anima las ideas y la ciencia las reduce a pura abstracción y las desvitaliza.
El mundo del espíritu es el de la imaginación, de lo irregular y de lo fortuito; por lo tanto, la ciencia no es posible porque el arte no cumple con sus principios.
Sin embargo, el arte y la ciencia tienen en común el poder ser empleados para otro fin que el que les es propio, cuando ambos son libres, independientes y verdaderos.
Las bellas artes son las que descubren los secretos de la sabiduría y los misterios de la religión.
El arte realiza lo verdadero de las ilusiones de este mundo imperfecto y le otorga las formas elevadas del espíritu.
Por eso, las formas del arte tienen una realidad y más verdad que los fenómenos del mundo; son más expresivas y transparentes y son más verdaderas que la naturaleza y la historia.
El arte de lo bello sólo puede alcanzar un grado de verdad, no la verdad absoluta. Es el pensamiento el que ha superado a las artes.
Las bellas artes son creaciones libres de la imaginación que sólo se dirigen al sentimiento, por eso escapan a la ciencia.
El arte de lo bello es de naturaleza espiritual porque proviene del espíritu.
Sin embargo, el arte también tiene reglas rigurosas que le son propias, reglas críticas y los principios del gusto.
Existen dos procedimientos como método para la indagación filosófica de lo bello y del arte y ambos son exclusivos y se contraponen. Uno es empírico e histórico y es el que estudia las reglas críticas y los principios del gusto y el otro es racional y “a priori”, que deduce de la idea de lo bello las reglas generales.
Los representantes de estos métodos son Platón y Aristóteles, ambos por separado no son suficientes, pero la conciliación de sus dos procedimientos constituyen el verdadero método, o sea la apreciación del gusto necesaria y la capacidad de la aprehensión de lo bello en sí y la comprensión de sus reglas y caracteres inmutables.
Desde el punto de vista del sentido común, el arte de lo bello se puede examinar a partir de los siguientes supuestos:
1) el arte no es un producto de la naturaleza sino que es una actividad humana.
2) se dirige hacia los sentidos recurriendo a lo sensible
3) tiene un fin en si mismo.
La idea de lo bello del arte está en la unión de dos elementos que están separados y opuestos en el pensamiento: lo ideal y lo real; la idea y la forma, etc., oposición que se manifiesta no sólo en el pensamiento general de los espíritus que son capaces de reflexionar, sino también en la filosofía misma.
Solamente cuando la filosofía pudo resolver este problema y resolver la contradicción, es cuando fue capaz de tener verdadera conciencia de si misma y comprender la idea de la naturaleza y del arte al mismo tiempo.
Fuente: “Colección grandes pensadores”, Hegel, Vida, pensamiento y obra., Ed. Planeta DeAgostini, SA, 2007.