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Esencia material, sufrimiento y trato a los animales en Pinocho

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Un aspecto importante a considerar en Pinocho, en la versión original de Carlo Collodi, es la esencia material original del personaje, a saber, el hecho de que es un muñeco de madera. Como mostraré en esta entrada, esa esencia de madera dificulta que sea reconocido como un ser moral no cosificable por parte del resto de los personajes, quienes manifiestan una inclinación a tratar dignamente a aquellos seres en los que son capaces de reconocer el sufrimiento y movidos por la compasión que este les causa.

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Cuando Pinocho y Espárrago se transforman en burros, el trato cruel a los animales es manifiesto en la historia

Defenderé, desde esta perspectiva, que la novela de Collodi incluye una denuncia al maltrato animal, en la medida en que los animales se encuentran, en la novela, al mismo nivel que Pinocho en tres sentidos: son presentados como seres racionales, sufren y no son humanos. Por otra parte, el autor italiano narra momentos de maltrato animal de manera explícita, sin hacer una valoración al respecto. Mi punto de vista es que el espacio para tal valoración es reservado por Collodi para el lector, quien podría ver explícitamente la crueldad hacia los animales, sumado a que el que Pinocho sea de madera, y no humano, no lo excluye de consideración moral, si bien basta ser humano para gozar de ella.

Pinocho como cosa de madera

Pinocho es un muñeco de madera creado con un único objetivo: mejorar la vida de Gepeto, que no tiene dinero ni para pan ni para vino. No obstante, el muñeco habla y le gasta bromas, sin embargo, esto no es suficiente para Gepeto como para considerarlo moralmente. No es hasta que ve que el muñeco se ha quemado los pies con el brasero, en el capítulo VII, y que este lo llama «papá», hasta que empieza a apiadarse de él y se olvida de sus sueños de ganarse la vida como titiritero.

Sin embargo, Pinocho es un pequeño granuja y engaña a Gepeto repetidas veces, lo que le lleva, entre otras cosas, a encontrarse a una serie de personajes que, por ser un muñeco de madera, lo tratan como tal. Otras veces, no obstante, es cosificado, convertido en un medio, no por el hecho de que sea de madera, sino por la propia inmoralidad de los personajes (este es el caso del zorro y el gato, que intentaron robarle y lo ahorcaron). Pero es esencial, para comprender una de las moralejas de la novela de Collodi, tener en cuenta la importancia de la esencia material en la historia.

Uno de los personajes que trata a Pinocho como una cosa de madera es Tragalumbre, un titiritero que quiere quemarlo para asar un carnero. Sin embargo, este se apiada de Pinocho cuando lo ve desconsolado suplicando que no quiere morir. Al igual que ocurría con Gepeto, Tragalumbre desmediatiza a Pinocho no porque tenga la capacidad de hablar o incluso muestre racionalidad, sino por compasión.

En cuanto que es una cosa de madera, no humana en un sentido material, Pinocho es tratado como tal, con todo lo que conlleva ser tratado como un pedazo de madera para un pedazo de madera (por ejemplo, que lo quemen). Sin embargo, los hombres buenos, Gepeto y Tragalumbre, trascienden el aspecto material de Pinocho al captar el sufrimiento de este, del cual se compadecen. Dejan de tratarlo como un medio y pasan a tratarlo como un fin.

La racionalidad en un segundo plano

La historia de la filosofía, en general, y de la ética, en particular, está llena de alabanzas a la racionalidad, la cual tiene su manifestación más evidente en el lenguaje y en el pensamiento, cualidades que Pinocho manifiesta suficientemente y que el resto de personajes con los que se encuentra reconocen sin plantearse dudas al respecto.

Desde este punto de vista, llama la atención que en el universo de Collodi, ninguno de los personajes con los que el muñeco de madera se encuentra lo tratan moralmente por el mero hecho de manifestar racionalidad. Desde este punto de vista, hay que destacar que los animales que aparecen en la historia, sí que manifiestan racionalidad y hablan, a pesar de lo cual son sistemáticamente maltratados, como, por lo demás, era habitual en el siglo XIX, cuando se escribió esta novela.

Sin embargo, la capacidad de hablar y de comunicar, le permite a Pinocho manifestar su sufrimiento fácilmente, lo que facilita, a su vez, que sea considerado moralmente por las buenas personas. Desde esta perspectiva, este aspecto constitutivo de Pinocho, su racionalidad, ejemplificada en el uso del lenguaje, es secundaria desde un punto de vista moral: le sirve para demostrar que tiene la propiedad que lo hace merecedor de un trato moral, a saber, la capacidad de sufrir, que despierta la compasión de los demás. Los animales, en esta novela, también pueden hablar (salvo Espárrago y Pinocho cuando se transforman en burros), pero presentan una desventaja respecto a Pinocho: no tienen aspecto humanoide.

Pinocho y el trato a los animales

Para comprender en qué sentido la historia de Pinocho constituye una crítica al trato a los animales, hay que hacer una serie de consideraciones. En primer lugar, pone como elemento central de la consideración moral la capacidad de sufrir: los seres humanos buenos tratan moralmente a lo que le rodea, si puede sufrir. Esto es lo que lleva a Gepeto y a Tragalumbres a dejar de tratar a Pinocho como un medio, para ganarse la vida o para encender la lumbre, y tratarlo como un ser digno de consideración moral, no mediatizable.

En segundo lugar, la esencia material de Pinocho y la importancia de su transformación en humano son esenciales aquí. En efecto, no solo simbolizan la culminación del proceso de humanización de Pinocho, sino también su entrada de pleno derecho en el reino de los fines: los seres humanos no tienen que demostrar que sufren para ser tratados moralmente. Son tratados así por el mero hecho de ser humanos.

Aunque en la transformación material de Pinocho esto no es evidente, sí que es evidente en la primera etapa del personaje como cosa de madera: Gepeto lo crea para ganarse la vida y Tragalumbres lo quiere quemar. Y antes de eso, maese Ciruela quería hacer una pata para una silla. Si Pinocho hubiera sido humano desde el primer momento, no hubiera pasado por nada de esto. Y si pasa por todo ello, es porque no era esencialmente humano.

Teniendo en cuenta lo anterior, es necesario añadir que en el cuento aparecen diversos animales que son maltratados sistemáticamenete y de forma explícita. El mismo Pinocho, se transformará en burro por no ir a la escuela y será maltratado a diario por un domador ecuestre, hasta quedarse cojo. Los animales del universo de Colledi piensan, hablan y sufren, a pesar de lo cual, son maltratados. Sin decir nada al respecto, Collodi muestra un aspecto cruel de la cultura occidental: el trato a los animales, denunciado por los utilitaristas británicos del siglo XIX.

Del mismo modo que las buenas personas, como Gepeto o Tragalumbres, tratan a Pinocho moralmente cuando reconocen el sufrimiento en él, independientemente de su racionalidad o de su esencia material, tal vez deberíamos hacer igual con los animales.