Filosofía
Inicio Filosofía Griega La naturaleza (según Aristóteles)

La naturaleza (según Aristóteles)

Publicado por Christian

«Entre los seres, los hay que existen por naturaleza y los hay que existen por otras causas. Por naturaleza existen los animales y sus partes, las plantas y los cuerpos simples como la tierra, el fuego, el aire y el agua. En efecto decimos de estos seres y de otros de la misma clase que son por naturaleza. Ahora bien, todos estos seres de que venimos hablando difieren claramente de los que no están constituidos por naturaleza. En efecto, todos los seres naturales poseen en sí mismos un principio de movimiento y reposo, bien respecto del movimiento local, bien respecto del crecimiento y mengua, bien, en fin, respecto de la alteración. Por el contrario, una cama, un vestido y cualquier otro objeto semejante no tiene tendencia natural alguna al cambio en tanto en cuanto pertenecen a esta clase de seres, es decir, en tanto en cuanto son seres artificiales, si bien la poseen en cuanto resultan ser de piedra, de madera o de una mezcla de tales sustancias. Y es que la naturaleza es un principio y causa del movimiento y del reposo para aquellos seres en que reside inmediatamente, esencialmente y no de un modo accidental».

Aristóteles, Física

Dos son los puntos principales y fundamentales que se abordan en el texto presentado anteriormente: Aristóteles comienza ofreciendo una caracterización de los seres naturales, para, a continuación, proponer una definición en sí de naturaleza. La definición de naturaleza ofrecida en la segunda parte del texto, deriva lógicamente de la caracterización previamente establecida de los seres naturales.

En oposición a los seres artificiales, los seres naturales se caracterizan entre sí. En primer lugar, poseen en sí mismos un principio de reposo y movimiento. Puesto que se trata de sustancias naturales, nuestro autor de hoy se refiere aquí a los tres tipos posibles de movimiento accidental (los astros que giran en el firmamento o la piedra que cae, el organismo vivo que se desarrolla y crece, el hombre que aprende a leer…). No se reciben estos movimientos desde el exterior de un modo tanto mecánico como pasivo, sino que los realizan en virtud de un principio interno a ellos mismos que determina, orienta y dirige tales movimientos.

De ahí que, Aristóteles, en segundo término, establezca que las sustancias naturales poseen una tendencia a realizar determinadas actividades y comportamientos. Los seres artificiales carecen de este principio intrínseco y de esta tendencia.

Aristóteles pasa a definir la naturaleza precisamente como ese principio intrínseco que determina la tendencia a realizar ciertas actividades o movimientos. En cuanto que determina tal tendencia, la naturaleza de una sustancia natural establece unas pautas de comportamiento.

Se identifica, pues, con la forma de las sustancias naturales. Sólo derivadamente puede la materia denominarse naturaleza.