Filosofía

Boicot

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Ayer dedicamos un artículo al boicot en Tordesillas. En él dimos una justificación de dicha medida de consumo responsable. Lo cierto es que dicho boicot se está llevando a cabo, por parte de algunas personas a nivel individual, desde hace algún tiempo, y no solo a nivel económico, sino también a nivel social: la imagen en las redes sociales de las administraciones, de las empresas, de quienes boicotean a la localidad y de los mismos habitantes está siendo boicoteada por antitaurinos y animalistas.

Boicot

Esta imagen pidiendo el boicot a Tordesillas está circulando por la red.

El boicot está justificado desde un punto de vista ético, como decíamos ayer. En Tordesillas se lincha y asesina de manera cruel y sanguinaria a un toro de lidia, un animal inofensivo y de naturaleza asustadiza. Tienen al menos una tradición deleznable y es nuestra obligación luchar por abolirla. Ahora bien, también señalábamos ayer que, puesto que Tordesillas es un pueblo pequeño, que no depende de lo que vende al exterior ni del turismo y que esta tradición maldita estaba fuertemente arraigada en los tordesillanos, difícilmente un boicot a Tordesillas por sí solo surtiría efecto. Así que se aconsejaba un boicot a Valladolid y a Castilla y León, entidades territoriales que cuentan con sus correlativas entidades administrativas, de las que depende Tordesillas. Hay que decir que no propusimos nada nuevo, pues el boicot a Valladolid y a Castilla y León está empezando a hacer clamor en las redes sociales.

El caso es que ni todos los tordesillanos ni mucho menos los vallisoletanos y castellanoleoneses están a favor del Torneo del Toro de la Vega. Respecto de los tordesillanos, estos se pronuncian más bien poco, aunque existe un miedo comprensible en los habitantes de esta localidad. Por lo que respecta a los vallisoletanos y castellanoleoneses, argumentan que ellos no merecen el boicot, puesto que no todos son iguales que los amantes del Toro de la Vega. Sin embargo, esta argumentación flaquea al no captar el sentido del boicot, en particular, y del consumo responsable, en general.

El Torneo del Toro de la Vega puede, y debe, prohibirse desde arriba. Son las entidades administrativas de nivel superior al Ayuntamiento de la localidad las que tienen que tomar cartas en el asunto. En la actualidad, estas permiten la celebración de esta fiesta infame. Por ello, cuando el boicot se realiza sobre Castilla y León, cuyo correlato administrativo, la Junta de Castilla y León, es, en última instancia, el que puede poner fin a esta barbarie, no se hace pensando en que sus habitantes son igual que los tordesillanos, sino con el objetivo de presionar a este organismo para que ponga fin a la fiesta del Toro de la Vega.

No podemos dejar de lado, que el boicot a entidades como empresas y territorios, tiene como consecuencia que trabajadores y habitantes se vean perjudicados. Sin embargo, el perjuicio de los individuos que dependen de tales entidades es un mal necesario, si se opta por esta medida de corrección moral. Por otra parte, no implica necesariamente juicio moral alguno sobre los individuos que dependen de estas entidades, sean empresas o administraciones territoriales. En el caso de estas últimas, más concretamente, en el caso de Castilla y León, el boicot supondría una presión sobre las empresas y personas de la región, presión que podría llevar a la Junta de Castilla y León a poner fin al Torneo del Toro de la Vega.